martes, 21 de junio de 2016

Fundido a negro (Aka Fade to Black)

3*

Cuando tu vida es como una película tienes un problema. Es verdad que en multitud de ocasiones, muchos espectadores normales se comportan o hablan como siguiendo un guión, como reproduciendo una telenovela. Puedes vampirizar la vida real, como el protagonista de Arrebato. Puedes vampirizar tu propia existencia, como el Martin de Romero. Pero si cada escena de tu vida tiene su plano y su contraplano en un film de Hollywood, si el cine te ha fagocitado, si todo te recuerda a alguna imagen cinematográfica (como el protagonista de Dream On), entonces, no tienes ninguna posibilidad. Tendrás que ascender y tendrás que caer, como ha hecho mil y una vez la fábrica de sueños californiana. Con esta premisa, el joven director Vernon Zimmerman rindió pleitesía a la industria del celuloide, con una obra personalísima en la que desfilan decenas, cientos de homenajes, guiños, movie clips y múltiples referencias a la historia del cine. Y es una delicia encontrar dichas referencias, descubrirlas y saborearlas tras cada plano, tras cada línea de diálogo, tras cada nombre, tras cada escena. Y también es una delicia ir siguiendo esta extraña producción, mitad comedia juvenil de los ochenta, mitad cine de terror, mitad policíaco con psicópata, mitad drama social, mitad cinefilia decadente. Una sorprendente mixtura de cine de géneros (en el sentido literal de la palabra), rodada y montada con admirable pericia y con una interpretación widmarkiana de su joven protagonista, Dennis Christopher (aunque con un punto de Roddy McDowall). Por cierto, como curiosidad, aparece un jovencísimo Mickey Rourke.

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