lunes, 6 de junio de 2016

Los farsantes

3*

Crónica de la España de provincias de comienzos de los sesenta y retrato de una compañía de teatro ambulante que se dedica a viajar, de pueblo en pueblo, representando todo lo que se pone a tiro. En un momento particularmente conflictivo, el grupo tiene que aceptar pasar una noche divirtiendo a un grupo de personas pudientes, que intenta humillarles y aprovecharse de ellos (la escena del streeptease forzado es un auténtico social hit). Mario Camus sigue apuntalando la veta del cine neorrealista español, con toques naturalistas y elementos melodramáticos (con su consiguiente trama de atracción y amor), a propósito de la apertura mental de la farándula en contraposición a la sociedad que la envuelve. No por casualidad, el guionista fue Daniel Sueiro. Sin destacar especialmente por nada, la película se erige como una de las más rotundas radiografías de la España franquista, ahí donde la Iglesia y el fascismo conformaban los pilares de una sociedad hipócrita, mezquina y de miras insultantemente cortas. Varios años después, el gran Fernando Fernán Gómez se apuntaría un tanto con su particular recreación de la farándula en plena dictadura con su melancólico El Viaje a ninguna parte. Y, claro, esta obra de Camus estaba, seguro, en su mente y en su corazón, aunque, curiosamente, no la menta en sus memorias, El tiempo amarillo.

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