lunes, 26 de diciembre de 2016

Capitán fantástico (Aka Captain Fantastic)

3.5*
Dedicada a Carlos C.

El homeschooling está de moda. No es una moda (¡no puede ser una moda!) pero está de moda. Y nunca será demodé. La gente se pregunta qué es eso de educar a los chavales en familia. No solamente criarles o consentirles, en familia, sino formarles, instruirles, aportarles experiencias y conocimientos educativos. Y esta película nos viene a contar cómo una familia, no-convencional, puede educar a sus hijos al margen de la escolarización estatal obligatoria. El caso se centra en los EE.UU. pero podría valer para cualquier país. Incluso con lagunas jurídicas como España. Con muchísima imaginación moral y una mirada de respeto por los matices y las contradicciones, Matt Ross ha embotellado un vino joven, fresquísimo, en una botella tradicional, absolutamente reconocible e, incluso, convencional (narrativa y estéticamente). Pero el vino joven que contiene esa botella hace estallar unos taninos de una potencia inusitada, tanto para espectadores predispuestos a sabores nuevos como para los más conservadores y reaccionarios, a quienes, por lo menos, se les despertarán algunas cuestiones en sus papilas gustativas carpetovetónicas. En la etiqueta encontramos varios ingredientes: un libertarismo de izquierdas, una familia “disfuncional” (tamaño monovolumen), filosofía chomskiana, emotividad a raudales, amor a la naturaleza, puntuales pero contundentes contrastes con una familia “funcional” (de tipo utilitaria), Viggo Mortensen, algunas contrariedades en la resolución de alguna escena (como en la escena de los “bajos” del autobús) y una historia de compromiso moral y vital que llega, con todo su sabor, a los paladares más abiertos y desprejuiciados. Una de las sorpresas de la temporada 2016.



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