viernes, 30 de diciembre de 2016

El sídrome de Stendhal (Aka La sindrome di Stendhal aka El arte de matar)

2*

La inspectora Manni (Assia Argento), de visita profesional en Florencia, sufre un desvanecimiento en el Palacio de los Uffici, a partir del cual pierde la memoria y, con ella, su propia identidad. Pero la recupera rápidamente cuando es atacada por un serialkiller, lo que le lleva a recordar que estaba en la ciudad para investigar los crímenes de dicho asesino. En 1818, Henry Bayle, alias Stendhal, quedó maravillado por la cantidad y calidad del arte que estaba contemplando en Florencia y sufrió una especie de colapso nervioso. Un colapso que, desde entones, se conoce como el “síndrome de Stendhal”. Sobre esta anécdota, Argento elabora una reflexión sobre la atracción del arte, sobre su sublimidad y sobre las relaciones que el crimen tiene con las bellas artes. Algo que ya había hecho el gran Thomas de Quincey. Con aciertos parciales indudables (como la escena en la que la protagonista se reboza en óleo) el film incorpora múltiples efectos ridículos (como la bala que atraviesa la cara o el dedo en el ojo) y varias escenas y situaciones que chirrían (como la de “un poco de sexo”). Las interpretaciones, además, no son especialmente convincentes e, incluso, la BSO, del gran Morricone, no está particularmente inspirada. La película no tiene ni la consistencia narrativa, ni el misterio habitual ni la fuerza expresiva y plástica de los grandes logros de su autor. En definitiva, una obra menor del director romano y, a todas luces, un film decepcionante. 

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