viernes, 21 de diciembre de 2012

El desencanto

3.5*

En uno de los geniales poemas de Ángel González, el poeta asturiano, tan amigo del Single Malt, afirma que “aquel tiempo/no lo hicimos nosotros;/él fue quien nos deshizo./Miro hacia atrás./¿Qué queda/de esos días?/Restos,/vida quemada,/nada./Historia: escoria”. Historia, es decir, escoria. Los restos del incendio. Las sombras del calor. Lo que queda, también, de una familia difícil. Leopoldo Panero, uno de los poetas laureados del franquismo (junto con Luís Rosales, por ejemplo), murió en 1962. En 1975, el director Jaime Chávarri estrenó este documental sobre la viuda y los hijos del poeta. Chavarrí expone a la cámara las revelaciones que de manera individual Felicidad Blanc, Juan Luís Panero, Leopoldo María Panero y Michi Panero hacen (hicieron) a toda una generación de españoles que aún se frotaban las manos en las ascuas de la fogata franquista. Lo más interesante es, sin embargo, las conversaciones y discusiones que tuvieron entre ellos, llenas de reproches, condescendencias y envidias. La película funciona, en un primer plano, como la radiografía de una familia en crisis, años después de la muerte del padre y con los traumas individuales que provocó una educación rígida e hipócrita. Pero, en segundo plano, el desmoronamiento de dicha familia puede interpretarse como una sinécdoque perfecta de las graves consecuencias psicológicas y familiares del desarrollo de la cultura franquista. Curioso resulta descubrir la extraña mezcla de intelectualismo, agarrotamiento moral e indiferencia vital de toda la familia, que no dudan en hacer risa, retrospectivamente, acerca de la muerte de unos cachorros que fue ordenada por el pater familias. Está claro: muchos intelectuales confunden sensibilidad con una educación intelectual. Por cierto, aunque no es una película para todos los públicos, Ricardo Franco rodó una especie de secuela, Después de tantos años, debido al éxito relativo que tuvo en ciertos círculos.



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