lunes, 10 de diciembre de 2012

Silver City

3*

John Sayles es uno de los directores más decididamente comprometidos de todo el cine USAmericano. Con ese idealismo propio de las personas de fuerte carácter, Sayles lleva más de 25 años intentando poner en imágenes sus propios guiones sobre los detritos de una sociedad competitiva, codiciosa e indiferente ante el sufimiento ajeno. Una sociedad que, además, se esconde tras su hipocresía moral y su falsa religosidad. En Matewan retrató las luchas obreras de los años veinte; en Ciudad de esperanza mostró el sucio negocio inmobiliario; en Hombres armados presentó un convincente alegato contra la crueldad que ejerce el hombre blanco sobre El Otro. Y así hasta su conmovedor mosaico vital de La tierra prometida. Por otro lado, Sayles también tiene algunas primerizas rarezas de serie B como El hermano del otro planeta o The Return of the Secaucus Seven. Pues bien, en esta ocasión, el argumento gira en torno a una trama de corrupción política, con el telón de fondo de unas elecciones a gobernador, la inmigración ilegal y un grave desastre ecológico. Para presentar los distintos puntos de vista y hacerlos más interesantes, Sayles organiza toda la historia alrededor de una investigación policial (en un estilo que guarda similitudes con el James Goodman de Stories of Scottsboro), algo que el propio Sayles ya había practicado en la magnífica Lone Star, lo que le permite presentar su crítica de una forma poliédrica y así, además, insuflar a su cine esa apasionante mezcla de razas y clases sociales que hacen de él un genuino cine de frontera. Además, la lista de actores y colaboraciones es muy jugosa. Sin embargo, una subtrama amorosa y una realización cuasi televisiva restan empaque al conjunto, aunque la fotografía sea de Haskell Wexler, nada menos. Por cierto, el doblaje al castellano es infame. [Spoiler: el conjunto, finalmente, destaca por su arriesgada apuesta y por su desolado final. Al contrario que en Erin Brockovich o que En tierra peligrosa, los más humildes y el medio ambiente no suelen salir victoriosos. Y es que Sayles sabe que, en la realidad, no suele haber finales felices].





No hay comentarios:

Publicar un comentario