El Homero visual USAmericano, John
Ford (el único par visual a la altura de Walt Whitman y el director favorito de
Orson Welles), dirigió tres películas que forman parte de lo que se conoce como
“La trilogía de la caballería”. En ellas (y simplificando), Ford presentaba una
imagen militarista, defensora de la autoridad e, incluso, racista. Pero en
otros films, Ford se auto enmendó la
plana. Este es uno de ellos y consiste, por encima de todo, en una especie de
versión oficial, “yanqui”, de la Guerra de Secesión. El argumento, digamos, sigue
las campañas del coronel Marlowe (John Wayne) en territorio del Sur hasta que
se topa con una rebelde sureña (interpretada por Constance Towers), que hará lo
indecible para echar al traste los objetivos del Norte. Para terminar de azuzar
el fuego, Marlowe tiene que realizar su misión con la simple ayuda de un
regimiento al mando del Mayor Cirujano Kendall (William Holden). La historia
original proviene de una novela escrita por Harold Sinclair, que fue un
auténtico best seller en su momento y
que tuvo una especie de continuación en The
Cavalryman (1958). Por cierto, atención a las excelentes escenas de acción
bélica. Como es típico en las producciones Fordianas de la época, en la BSO se
deslizan melodías del score de Centauros del desierto. Por cierto, la
fecha de publicación de la novela de Sinclair coincidió con el estreno de The Searchers. Y otra casualidad más: el
título original de ésta y el de aquella, pulsan en el espectador la imagen del
caballo, auténtica mano derecha, aquí también, de “las campañas del desierto”,
de esa “avanzadilla del progreso” que tan bien ha hecho a unos como mal a muchos
otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario