viernes, 25 de marzo de 2016

No profanar el sueño de los muertos

3*

Una máquina que emite radiaciones ultrasónicas, diseñada para acabar con los insectos de la campiña inglesa del Distrito de los Lagos, produce la resurrección de los muertos, que se levantan sedientos de sangre y con muy malas pulgas. Un variado conjunto de personajes que se hallan por la zona habrán de hacerles frente. A medio camino entre el stablishment atrofiado de la década de los sesenta y la experimentación propia de la irredenta década de los setenta (es decir, con un conflicto generacional de fondo), Jorge Grau regala a la cinematografía española su clásico film sobre zombies, en la estela de La noche de los muertos vivientes, con ciertas situaciones y un “primer final” parecidos pero con ciertos rasgos personales (por ejemplo, los zombies son capaces de ejecutar ciertas acciones coordinadas). Con apuntes sociológicos y, sobre todo, ecológicos, la película cuenta con la icónica presencia de Arthur Kennedy (¡grandes actores, en horas bajas, poniendo su talento en distintos productos de serie B!) así como de un buen puñado de actores de reparto con gloriosas e interesantes filmografías (José Lifante, por ejemplo, pero también Cristina Galbó o Raymond Lovelock). En definitiva, una película muy disfrutable, que tuvo que rodarse en coproducción y con una puesta en escena y unos maquillajes ciertamente estimables, además de una agradecida “clean-direction”, como escribe Peter Dendle en su The Zombie Movie Encyclopedia.

2 comentarios:

  1. habrá que verla entonces

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  2. Querido Anónimo: claro que sí! Es un clásico del fantaterror español. A por él! Y muchas gracias por tu comentario.

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