Cruce vintage entre Los Goonies y Alien con el toque benevolente y bienintencionado de una producción Spielberg. Todo ello escrito y dirigido por el perdido J.J. Abrams, con la sana intención de recuperar el cine de aventuras sci-fi de los cincuenta y los sesenta. Con una BSO de carton piedra y un doblaje al castellano infame (pero ¿qué héroe proto adolescente habla como los chavales de la peli?), el argumento, los personajes estereotipados (padre destrozado por la muerte accidental de la madre; padre destrozado por sentimientos de culpa acerca de la muerte accidental de la madre del compañero de su hija; hijos respectivos haciendo las cosas bien; soldaditos de plomo) y algunos diálogos parecen extraídos de una lata caducada de sopa de tomate Campbell con bicho retrofuturista incluído. Sin embargo, el resultado final merece disfrutarnos por los innumerables guiños cinéfilos y por el dinamismo sostenido de la narración. Del rollo de Stranger Things, la serie actual de Netflix, por ejemplo.
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