viernes, 31 de octubre de 2014

Mis 5 imprescindibles de Halle Berry:

-       Strictly Business (1991).
-       Dorothy Dandridge (1998).
-       Monster’s Ball (2001).
-       Cosas que perdimos en el fuego (2007).
-       Frankie & Alice (2010).


miércoles, 29 de octubre de 2014

Boyhood (Momentos de una vida)

4*

Richard Linklater vuelve a superarse con esta película rodada en unos 45 días durante 12 años, una estrategia innovadora que ha sido usada por primera vez en casi 120 años de historia del cine. La idea es que los actores evolucionen con la cronología del film, especialmente el actor protagonista, Ellar Coltrane, que pasa de los 6 años a los 18. De hecho, podría convertirse en el primer actor en representar un papel desde la infancia hasta la tercera edad. Y más allá. El efecto en el público no es tan potente como la idea podría sugerir pero, en todo caso, Linklater construye un retazo vital apabullante, donde las emociones y los reconocimientos van brotando en el espectador, primero poco a poco para luego aparecer a borbotones. Una película sobre la vida y el crecimiento, visualmente delicada y emocionalmente intensa, de un humanismo complejo y contagioso, que hará las delicias de todos aquellos que estén hartos de artificios baratos como La isla mínima (con la que conincide en la cartelera) y similares. Un film que, sin duda, se enriquecerá con el paso del tiempo, como Movida del 76, otra acertada radiografía de toda una generación USAmericana, con sus luces y sus sombras vitales. De hecho, Mason, el protagonista, recuerda al Pink de Jason London (y esta no es la única conexión entre ambos films). Por otro lado, entre el reparto podemos encontrar amigos y familiares del director, lo que termina de apuntalar el carácter cinéfilo y familiar de un experimento socio-cinematográfico que, a la postre, puede ser leído como una de las más contundentes defensas de lo que George Lakoff ha llamado la familia progresista, “de padres protectores” (como los padres de Greg Focker en Meet the Fockers), en contraposión a la familia del “padre estricto”. Una de las cosas más sorprendentes de la película es el dinero que ha costado: unos 4 millones de dólares, inversión que ya se ha recuperado con creces

martes, 28 de octubre de 2014

La isla mínima

3*

Es sorprendente descubrir la enorme aceptación que ha tenido la última película de Alberto Rodríguez en España. La crítica ha consensuado una recepción muy positiva, para no desentonar ni con la época ni con el espítiru del film, ya que se desarrolla en los últimos años de la transición. Y ello es sorprendente porque no debería ser excepcional rodar una película como ésta. Al contrario: tendría que ser lo normal. Como normal es la historia y la idiosincrasia con la que está narrada. Aunque la factura técnica general es estupenda, eso es verdad. Y en todos los niveles. En 1980, un par de policias de métodos y orígenes muy diversos tienen que desplazarse a un pueblo marismeño para investigar unas desapariciones. Poco a poco, irán desembuchando una trama de engaños, secuestros, torturas y asesinatos en la que cada habitante del lugar casi parece que tiene un papel asignado y predeterminado. Con una estética muy deudora del thriller surcoreano reciente (Memories of Murder mediante) y un guión de lo más ramplón, Rodríguez intenta hacer creíbles a dos actores que no terminan de fusionarse con sus personajes. Especialmente inverosímil está Raúl Arévalo, que ha decidido arrastrar por todo el metraje una cara de persona seria para así parecer serio. Algo que no consigue. Porque una cosa es ser serio y otra parecerlo. De hecho, una cosa es ser un policía y otra ser un ser humano inexpresivo. Los secundarios, sin embargo, están bastante más convincentes. Lo más sorprendente de la película, por otro lado, es la idea que se revela al final (y que ya ha estado revoloteando en la mente del espectador medio pese al aturdimiento que consiguen crear tanto el ritmo de la trama, como las contínuas elipsis o la BSO del gran Julio de la Rosa), una idea que escupe al espectador una crítica muy poderosa: que también en el lado de la ley hay hijosdeputa. Y que los que torturan, asesinan y explotan no tienen por qué ser seres deformes, monstruos físicos u outsiders infelices. La ley también necesita del mal. Por cierto, los famosos títulos de crédito parecen inspirados en la fotografía y en los films de Yann Arthus-Bertrand. O en el comienzo de Conflicto de intereses.


viernes, 24 de octubre de 2014

El gran marciano

0.5*

El anticine en una de sus máximas expresiones: intereses comerciales absolutamente coyunturales y mucha pereza artística. Y todo ello con alguna que otra ínfula. ¿De verdad que es necesario hacer basuras como esta?
 

Una pandilla alucinante (Aka The Monster Squad)

3*

Emotivo homenaje a las “fuerzas del mal”, a los monstruos clásicos del terror, a la "modernidad horrorífica", en particular a la imagen que ha dado de ellos la Universal (Drácula, Frankenstein, el hombre lobo, la momia y el monstruo de la laguna negra), rodada con cariño y buen gusto por el tándem Stan Winston-Fred Dekker (el director de El terror llama a su puerta). The Monster Squad supone un canto a la imaginación y al compañerismo adolescente. En todo caso, el film utiliza varios de los elementos del cine juvenil de la época en torno a una idea básica y muy repetida: un grupo de chavales que vivirán una prodigiosa y fantástica aventura en los límites de la realidad (como Los Goonies, Cuenta conmigo o Exploradores). Una idea que ha sido recuperada por J.J. Abrams en la reciente Super 8. La película va dirigida a un público inexperto, moldeable, y el guión aprovecha la ocasión (como es habitual en este tipo de producciones) para ofrecer estampas del american way of life propio de la ultraconservadora década de los ochenta.
 
 

miércoles, 22 de octubre de 2014

Celebración del tercer aniversario: resultado

Después de un escrupuloso sorteo, las películas que han sido seleccionadas para convertirse en PastillasCríticas dedicadas son:

El maquinista
Con la muerte en los talones
Brazil

En esta ocasión, a lo largo de los meses de noviembre y diciembre serán subidas las respectivas PastillasCríticas, con su dedicatoria correspondiente.

Muchas gracias a tod@s, de corazón, por vuestra participación. Es un placer contar con seguidores como vosotr@s.

Disfrutad, por favor, de las PastillasCríticas dedicadas, y recordad que se elaboran con el mayor de los cariños.

Ad astra per aspera.

martes, 21 de octubre de 2014

El Sur

3.5*
A la memoria de Adelaida García Morales

Diez años después de su primera película, Víctor Erice vuelve al tema de la memoria, la vida y la niñez. El argumento gira en torno a una chica que recuerda su infancia cuando vivía con su familia en un caserón de una zona rural y, sobre todo, el misterio que envolvía a la figura de su padre. El padre era un zahorí y la madre una maestra represaliada tras la Guerra Civil. La película intenta trascender sus raíces históricas difuminando su localización, aunque concretando su situación en el norte de la península. Erice vuelve a entretejer memoria colectiva, autobiografía y experiencias individuales, como ya había hecho en El espíritu de la colmena. Por eso, se sitúa en el centro de la narración el diálogo intergeneracional, en especial la admiración de una hija única por su padre, con sus ramalazos y sus decepciones edípicas. La estructura narrativa salta del presente al pasado, mediante flashbacks, y luego al presente otra vez. Por otro lado, hay planos que duran mas de un minuto con lo que la ratio no llega al nivel de Tarkovski pero si al de Mizoguchi. El efecto total es producir una enorme tranquilidad en el espectador. Por la clase de historias que retrata y por la fotografía que utiliza (del gran José Luis Alcaine), Erice puede ser considerado el Terrence Malick español. De hecho, la iluminación de todo el film parece como si estuviera influida por la escuela flamenca y sus contrastes tenebristas. Pero en la puesta en escena, Erice es también japonés, jugando con el estilo Ozu. El Sur es una narración sosegada, difusa, pero una narración, al fin y al cabo, cuya naturaleza termina siendo burguesa porque, como dice Hayden White, se le acaba otorgando un sentido concreto y final a toda la película. Algo a lo que Erice terminaría por renunciar en El sol del membrillo. En todo caso, la película (un proyecto inconcluso debido a los problemas financieros de Querejeta, el productor), ofrece también una perspectiva progresista, propia de los vencidos por el franquismo, mitad utopía, mitad resignación. Finalmente, El Sur también muestra un homenaje al cine (en particular a Alfred Hichtcock) y, de hecho, la sala de proyección que aparece en la película, se llama Arcadia, nada menos. El sonido, como es habitual incluso en buenas peliculas españolas, deja mucho que desear. Como curiosidad, hay una referencia que podría considerarse el origen de una canción de El Bicho.
 
 

lunes, 20 de octubre de 2014

El día de la ira

3*

Spaghetti Western gratamente sofisticado, dirigido por un Tonino Valerii que acababa de estrenar su opera prima y que se mueve con respeto entre los límites de la geografía física y moral creada por Sergio Leone en la Trilogía del dólar. La película está filmada con destreza y mucho mimo, si bien desarrolla una historia que ha sido llevada a la pantalla muchas veces: la de un maestro (Lee Van Cleef) que termina enfrentándose a su pupilo (Giulano Gemma). Desde este punto de vista, el film imparte una gran lección moral, como suelen hacer tanto los Westerns USAmericanos como, en especial, los propios Euro Westerns,  y, en particular, aquellos más insurrectos de entres éstos últimos. Es verdad que algunas soluciones de puesta en escena son relativamente deudoras de lo que se impondría posteriormente en los años setenta pero, en general, tanto la historia (bien escrita y bien desarrollada) como la forma en que se ve en pantalla (bien montada y con algunos planos sorprendentes) son gozosamente subversivas. Por su parte, la música de Riz Ortolani aporta una tonalidad medio épica medio festiva, aprovechando el buen uso que hace Valerii de los metales en momentos particularmente señalados, como la escena final. Por cierto, algunos cortes de la BSO han sido usados por Quentin Tarantino en alguna de sus producciones.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Mis 5 directores "tuertos" imprescindibles:


-       John Ford.
-       Fritz Lang.
-       Samuel Fuller.
-       Raoul Walsh.
-       André de Toth.


La mano que mece la cuna

2*

La joven Peyton (Rebecca de Mornay) es contratada como au pair en la casa de una familia con posibles de Seattle pero detrás de su imagen angelical se esconde una auténtica psicópata. Chorrada pseudo misteriosa que incluye casi todos los tópicos del género de intriga y que, al mismo tiempo, no consigue evitar que el espectador piense que está viendo un telefilm. Además, resulta previsible en su desarrollo así como enervante en sus decisiones de guión (¿no podrían haber elegido una actriz más agraciada que la Sciorra para no tener que subrayar de una forma tan patente la belleza de la Mornay? ¿De verdad que el “cabeza de turco” tenía que ser un "retard" y, a la vez, un negro? ¿Por qué no ocurre nada cuando muere uno de los personajes principales?). Al mismo tiempo, la película tiene varios errores de puesta en escena así como sorprendentes fallos de continuidad y de montaje. Lo que parece muy extraño, habida cuenta de que está Curtis Hanson al mando. En fin, un producto más para perder el tiempo que para aprovecharlo. Pero el tiempo ha pasado, como decía Pink Floyd, y “the “film” is over. Thought I'd something more to say”. Pues no, no hay mucho más que decir. En todo caso, lo más ridículo del film es el eslogan con el que se publicitó: “la mano que mece la cuna… es la mano que domina el mundo”. Toma ya! 

lunes, 13 de octubre de 2014

El mundo, la carne y el diablo (Aka The World, The Flesh and the Devil)

3*

El guionista Ranald MacDougall, autor de libretos tan celebrados como el de Alma en suplicio, Pánico en la escena o Cleopatra, también tiene una curiosa faceta como director. Una de sus obras más interesantes es, probablemente, esta historia de ciencia ficción con elementos sociológicos, protagonizada por Harry Belafonte, Inger Stevens y Mel Ferrer. La historia está en la base de varias películas posteriores y es, a su vez, una adaptación de una novela de M.P. Shiel (monarca del Reino de Redonda): un único hombre sobrevive a una hecatombe mundial y debe adaptarse a vivir en soledad en un mundo derrotado y abandonado. No es esa soledad de la que hablara Edgar Poe en El hombre de la multitud. Ni esa soledad marginal y desgarrada de la que escribió Walter de la Mare en Memorias de una enana. Es la soledad real, la de la ausencia total de compañía. Hasta que aparece un segundo superviviente, en este caso una mujer (como el lector recordará, la premisa recuerda a The Last Man on Earth, El último hombre vivo o Soy leyenda, por ejemplo). Lo mejor de la película es, sin duda, las escenas rodadas en un Manhattan despoblado y fantasmal, porque las pinceladas sociales no consiguen convencer al espectador. Por cierto, la película tiene, a su vez, un precedente en el obscuro clásico post apocalíptico Five, del desconocido director Arch Oboler.

domingo, 12 de octubre de 2014

Cuando las brujas arden (Aka Witchfinder General)

3.5*
En una Inglaterra salpicada de violencia y en el marco de la Revolución inglesa de Oliver Cronwell contra los ejércitos realistas, se desata la histeria contra las supersticiones y la brujería, tutelada con pulso firme por Matthew Hopkins (Vincent Price) y su esbirro, el torturador John Stearne (Robert Russell). Por otro lado, Richard Marshall (Ian Ogilvy), un soldado del Parlamento, solicita al pastor John Lowes casarse con su hija sin saber que, en cuanto abandone la ciudad, el propio pastor será víctima de arbitrarias acusaciones. Tal y como unos pocos años después se haría en Salem. Tal y como ha pasado siempre allí donde ha estado la iglesia. La película, por tanto, se centra en las prácticas contra la brujería del siglo XVII, que tan suculentamente estudió el erudito Montague Summers en su The History of Witchcraft and Demonology. Michael Reeves, tras rodar Los brujos, firmaría este, su último trabajo, ya que La caja oblonga la tendría que terminar Gordon Hessler porque, como escribe Kim Newman en su extraordinaria Nightmare Movies, Reeves se suicidó en 1969. La película tiene una violencia inusual para el cine británico de la época (tan puritano como siempre), mantiene constantemente la atención y se resuelve de una forma harto admirable, por su carácter desquiciado. Por cierto, Price está especialmente malvado, torvo, y su interpretación es de una sutileza admirable


sábado, 11 de octubre de 2014

La noche de los girasoles

3*

El televisivo Jorge Sánchez-Cabezudo se dió a conocer con un cortometraje de 1996 y con este largometraje de intriga estrenado en 2006. Lo primero que llama la atención es el gran lapso de tiempo que le hace falta a un director español para dar el salto a la pantalla grande. Lo segundo, la decisión de apostar por un género como el thriller, tan poco español, en particular tras su primera experiencia con la comedia negra a lo Delicatessen. En este caso, las influencias estético-éticas parecen acercarse más al Neo-Noir surcoreano, con unas gotitas de Peckinpah y de Deliverance. Con una estructura narrativa cercana a los experimentos cinematográficos postmodernos (tipo Pulp Fiction, Fargo, Un plan sencillo, ) pero con un ritmo y un estilo más propio del flemático cine rural español  (ese cine “con paleto y boina”, como lo llamaba Jesús Franco), Sánchez-Cabezudo nos introduce en una tipical spanish town (como el Puerto Hurraco de El séptimo día de Saura) para contarnos una historia llena de referencias y flecos, misterios y violencia. Por su parte, los protagonistas son: un psicópata, un par de espeleólogos, una mujer violada, un solitario y malcarado aldeano, un joven guardia civil hastiado y corrupto, un cabo de la guardia civil entregado y paternal, un par de mujeres prototípicas, el tonto del pueblo, etc. Es posible que lo único fuera de lugar de este estupendo film sea el alcalde pelirrojo.