La joven Peyton (Rebecca de Mornay) es contratada
como au pair en la casa de una
familia con posibles de Seattle pero detrás de su imagen angelical se esconde
una auténtica psicópata. Chorrada pseudo misteriosa que incluye casi todos los
tópicos del género de intriga y que, al mismo tiempo, no consigue evitar que el
espectador piense que está viendo un telefilm.
Además, resulta previsible en su desarrollo así como enervante en sus
decisiones de guión (¿no podrían haber elegido una actriz más agraciada que la
Sciorra para no tener que subrayar de una forma tan patente la belleza de la
Mornay? ¿De verdad que el “cabeza de turco” tenía que ser un "retard" y, a la vez, un negro? ¿Por qué no ocurre
nada cuando muere uno de los personajes principales?). Al mismo tiempo, la
película tiene varios errores de puesta en escena así como sorprendentes fallos
de continuidad y de montaje. Lo que parece muy extraño, habida cuenta de que
está Curtis Hanson al mando. En fin, un producto más para perder el tiempo que
para aprovecharlo. Pero el tiempo ha pasado, como decía Pink Floyd, y “the “film” is over. Thought I'd something more to
say”. Pues no, no hay mucho más que decir. En todo caso, lo más ridículo del
film es el eslogan con el que se publicitó: “la mano que mece la cuna… es la mano que domina el mundo”. Toma ya!
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