martes, 21 de octubre de 2014

El Sur

3.5*
A la memoria de Adelaida García Morales

Diez años después de su primera película, Víctor Erice vuelve al tema de la memoria, la vida y la niñez. El argumento gira en torno a una chica que recuerda su infancia cuando vivía con su familia en un caserón de una zona rural y, sobre todo, el misterio que envolvía a la figura de su padre. El padre era un zahorí y la madre una maestra represaliada tras la Guerra Civil. La película intenta trascender sus raíces históricas difuminando su localización, aunque concretando su situación en el norte de la península. Erice vuelve a entretejer memoria colectiva, autobiografía y experiencias individuales, como ya había hecho en El espíritu de la colmena. Por eso, se sitúa en el centro de la narración el diálogo intergeneracional, en especial la admiración de una hija única por su padre, con sus ramalazos y sus decepciones edípicas. La estructura narrativa salta del presente al pasado, mediante flashbacks, y luego al presente otra vez. Por otro lado, hay planos que duran mas de un minuto con lo que la ratio no llega al nivel de Tarkovski pero si al de Mizoguchi. El efecto total es producir una enorme tranquilidad en el espectador. Por la clase de historias que retrata y por la fotografía que utiliza (del gran José Luis Alcaine), Erice puede ser considerado el Terrence Malick español. De hecho, la iluminación de todo el film parece como si estuviera influida por la escuela flamenca y sus contrastes tenebristas. Pero en la puesta en escena, Erice es también japonés, jugando con el estilo Ozu. El Sur es una narración sosegada, difusa, pero una narración, al fin y al cabo, cuya naturaleza termina siendo burguesa porque, como dice Hayden White, se le acaba otorgando un sentido concreto y final a toda la película. Algo a lo que Erice terminaría por renunciar en El sol del membrillo. En todo caso, la película (un proyecto inconcluso debido a los problemas financieros de Querejeta, el productor), ofrece también una perspectiva progresista, propia de los vencidos por el franquismo, mitad utopía, mitad resignación. Finalmente, El Sur también muestra un homenaje al cine (en particular a Alfred Hichtcock) y, de hecho, la sala de proyección que aparece en la película, se llama Arcadia, nada menos. El sonido, como es habitual incluso en buenas peliculas españolas, deja mucho que desear. Como curiosidad, hay una referencia que podría considerarse el origen de una canción de El Bicho.
 
 

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