lunes, 10 de agosto de 2015

À bientôt, j'espère

3.5*

En la ciudad de Besançon (esa especie de purgatorio donde recala el Julian Sorel del Rojo y negro stendhaliano, de camino a París), estalla una huelga en una fábrica textil. Chris Marker, miembro de la cooperativa de cine político SLON, dirige este documental sobre los efectos deshumanizadores del trabajo industrial contemporáneo. Un documental que funciona, al mismo tiempo, como la mise-en-scène del despertar de una conciencia de clase, siquiera sea la del espectador. Marker selecciona un monótono conjunto de imágenes de la vida en las fábricas, del interior de los hogares de los trabajadores y de las actividades sindicales de alguno de los protagonistas pero, sobre todo, el director deja hablar a los propios obreros, con su veraz pero limitada idiosincrasia, tanto de sus deseos vitales como del yugo que tienen que sufrir (turnos infames, bajos salarios, poco tiempo libre, escasa seguridad laboral, etc.), simplemente, por causa de la ambición y la avaricia humanas (tal y como denuncia Richard Wagner en la tetralogía del Nibelungo). Si un historiador quisiera entender el mayo del 68 francés, lo primero que debería hacer es intentar aprehender el mayor número posible de sus causas. La condición de vida de las clases asalariadas fue una de esas causas. Y este largometraje de no ficción ficcionada es una buena forma de comenzar a entender uno de esos momentos históricos que se encuentran preñados de esa clase de imaginación política que persigue la justicia social. Como la que, del mismo modo, subraya David Farber en su Chicago 68.

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