El joven Jay (Jonny Weston) vive
en Santa Cruz, California, junto a su madre (Elisabeth Shue). Su padre les ha
abandonado y Jay se aferra a la presencia, física y espiritual, de una leyenda
local del surf, Frosty (Gerard Butler).
Un día, el joven surfero descubre que cerca de donde vive existen unas inmensas
olas llamadas Mavericks. Con la ayuda
de Frosty, Jay crecerá como persona, se fortalecerá como surfista y aprenderá a
sobrevivir a las olas más salvajes, esperando el momento para poder
“cabalgarlas”. Michael Apted y Curtis Hanson enceran un film emocionante, sobre el reto obsesivo al que aspira el
protagonista y que se aleja de todos y cada uno de los tópicos en los que podía
haber caído… Hasta el primer epílogo final, con boda y felicidad incluidas. Pero
entonces el espectador descubre que la película es la biografía real de Jay Moriarty.
Y el espectador boquiabierto comprueba que la realidad supera a la ficción. Y
ahí, el corazón le da un vuelco. Y el espectador curtido se acuerda de Esbjörn
Svensson y de Jeff Buckley… Lo que queda es una obra luminosa y salina, como un
baño vivificante en la mar embravecida de Big Sur, Mar del Plata o Sopelana.
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