Como los protagonistas de Fitzcarraldo, un grupo de tramperos
carga con un barco por las montañas. En un descuido, el guía (Richard Harris)
es atacado por un oso y es abandonado por sus compañeros, que le dan por muerto.
Sin embargo, aun no ha sido llamado para cruzar el río de Aqueronte así que,
cuando se recupera, decide perseguir a sus ex compañeros, conducidos por el melvilleiano Capitán Henry (John Huston,
nada menos). Después de haberse convertido en “un hombre llamado caballo” y de
haber peleado contra la “ballena gris”, el Charlton Heston irlandés protagoniza
una magnífica y cruda recreación de la vida salvaje durante la conquista del
Oeste USAmericano que sirve, además, como prolegómeno a la descarnada Las aventuras de Jeremiah Johnson o a la
poética Dersu Uzala. Ahora que están
de moda los reality shows de
supervivencia estabulada, no está de más volver la mirada a este tipo de
genuinas producciones survival en las
que, personas atormentadas por su pasado, se ven abocados a la aventura. La
escena en la que el maltrecho protagonista tiene que luchar con unos lobos que
se están comiendo vivo a un búfalo es tremenda, por ejemplo. Detrás de la
apropiada Panavisión anamórfica, en Technicolor, encontramos a Richard Sarafian,
autor de la indómita y nihilista Punto límite: cero, del mismo año. A finales del 2015, parece que se va a estrenar una nueva versión de esta historia, The Revenant.
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