Si alguien quiere ver al gran
Pepe Sancho parándose a contemplar unas extrañas telarañas, en mitad de una
isla salvaje del pacífico, justo un segundo después de huir de una araña
mutante extraterrestre que ha atacado a su expedición de científicos y militares,
esta es su película. Estamos ante un producto serie B “prima”, mal escrita, deficitariamente
interpretada y con unos FX más caseros que la tarta de manzana de la tía
Ágatha. De hecho, podría hablarse de una de las peores realizaciones de la Fantastic Factory, ese loable pero
decepcionante intento de asentar una productora de cine fantástico en España. De hecho, es de justicia suponer que Yuzna y Fernández no esperaban esta clase de infamias. Tanto el argumento como muchas escenas intentan reproducir el cine clásico de
aventuras en la selva (un grupo heterodoxo de personas que debe enfrentarse a
una amenaza), junto con el cine de monstruos de los cincuenta (esos bichejos de
cartón piedra que tienen menos articulaciones que un Click de Playmobil®),
agregándole unas gotitas provenientes de grandes éxitos contemporáneos como Depredador, Jurassic Park o Alien. Detrás
de las cámaras, por cierto, el otrora interesante Jack Sholder.
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