Un grupo de jóvenes hermanos han
de esconder la reciente muerte de su padre y continuar con sus vidas en las
montañas Apalaches, en Carolina del Norte, mientras el propietario de la tierra
(landlord) intenta casarse con la
hermana mayor (Jan Smithers) y mientras el resto de vecinos comienzan a olerse
el fallecimiento del pater familias.
Basada en una novela naturalista de mismo título, y escrita por el matrimonio Cleaver, William A. Graham rueda una sencilla historia con los elementos
cinematográficos más apropiados, convirtiendo una historia de supervivencia
familiar en un film realmente hermoso
y bello, en un sentido visual y moral de la expresión. Por su parte, el gran
Harry Dean Stanton compone un personaje memorable, que no es tan malo como
podría parecer y que, finalmente, consigue su objetivo, lo cual favorece la
estabilidad de toda la familia. Los maravillosos parajes montañosos
(fotografiados por Urs Furrer), la preciosa música local de Earl Scruggs (con
mucho violín, mucho banjo y mucha alma) así como las reflexiones en off de la segunda hermana mayor
(Julie Gholson), que va anotando en un diario, transforman una novela sobre la
independencia y la superación personal en un canto a la solidaridad y la
confianza en los demás. Maravillosa película.
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