De camino a la tierra, la nave comercial Nostromo localiza una supuesta llamada
de socorro que proviene de un insólito planeta. Al ir a investigar, los
tripulantes descubren restos de una nave alienígena y, en su interior, una
extraña y embrionaria forma de vida que se adhiere a la cara de John Hurt. Al
regresar a la nave, la extraña criatura comenzará a crecer. De hecho, se
convertirá en el 8º pasajero de la nave. Una idea muy sencilla que en pantalla,
sin embargo, cobra una especial atracción gracias al tratamiento
cinematográfico que le imprimió Ridley Scott, gracias a una imagineria visual inspirada
en el trabajo de Kubrick (aunque con tonos más ocres, oscuros y sucios) y a un
diseño de producción espectacular, obra de H.R. Giger, Moebius, Ron Cobb y
Chris Foss, entre otros. Una película que tiene varias virtudes, una de las
cuales consiste en que, según avanza la historia, van apareciendo más preguntas
que respuestas. Otra consiste en sus impresionantes FX’s así como en su ambientación y sus efectos visuales. Una más en
su acertado uso del ritmo y del suspense, como ha señalado Roger Ebert. Por
otro lado, la película disuelve las fronteras de varios géneros (la SciFi, el terror, el cine de monstruos, el
cine social) gracias a un soberbio trabajo del guionista del primer film de
John Carpenter, Dan O’Bannon (con varias similitudes con El
enigma de otro mundo, de Crystian Nyby, y con Terror en el espacio, de Mario Bava). Además, Alien encumbró a Sigourney Weaver a la categoría de heroína moderna
gracias a su contenido trabajo y a su combativo y sexy personaje. Finalmente, el
éxito fue tal que ha dado pie a toda una saga de secuelas (Aliens), precuelas (Prometheus)
y crossovers (Alien vs. Predator), entre otros productos de la industria cultural, como comics o videojuegos.
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