Das Boot (en su título original), francamente, no
es una película antibelicista. Como tampoco lo es Duelo en el Atlántico, el reverso de esta historia. Funciona, más
bien, como alegoría de la posición alemana en la II Guerra mundial. Es decir, a
pesar de la fértil voluntad, el arrojo y la íntegra actitud de muchos militares,
el esfuerzo fue en vano. Sin embargo, a nivel narrativo, el suspense y la acción funcionan a las mil maravillas, disparando la empatía del espectador, que se
siente identificado con las peripecias de un buen puñado de camaradas de armas
en el claustrofóbico ambiente de un submarino pre nuclear. Algunas muy buenas
interpretaciones (especialmente la de Jürgen Prochnow), normales el resto y
mediocres otras tantas, y una BSO desubicada por momentos (atención a ese toque
hispánico en el score cuando el
submarino llega a Vigo). Una de las características más encomiables del film es, sin duda, la puesta en escena,
que es tensa, abigarrada, ingeniosa y que consigue explotar con originalidad
las limitaciones del set. Otra es el
ritmo, que es sabiamente controlado y dosificado por el director, Wolfgang Petersen. Sin embargo, a lo largo de la
trama, algunas escenas se repiten y otras son un tanto inverosímiles. En todo caso, es una de
las mejores películas sobre submarinos de toda la historia del cine (por encima
de K-19, La caza del Octubre rojo o U-571).
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