martes, 27 de enero de 2015

Fight, Zatoichi, Fight (Aka Zatôichi kesshô-tab)

3.5*

Muchas son las películas que han contado historias alrededor de un bebé abandonado que debe ser cuidado por uno o varios adultos fortuitos. Los tres padrinos, Tres hombres y un bebé y Tokyo Godfathers podrían ser tres de las más famosas. En esta ocasión, el encargado de cuidar al bebe es nada menos que Zatoichi, el ciego y vagabundo masajista espadachín. ¿Por qué? Porque se siente responsable de su vida ya que han matado a su madre en su lugar. Por ello, hará un largo viaje hasta la aldea donde se supone que vive su padre. Sin hacer uso de ese humor negro y coreográfico de la versión de Takeshi Kitano de 2003, Kenji Misumi dirige un hermoso cuento sobre el poder de la inocencia en un mundo cruel y egoista. En el papel del masajista, el sempiterno Shintarô Katsu, que rodó más de veinte films sobre el personaje entre 1962 y 1989. Con una puesta en escena delicada y cuidadosa y un argumento ambientado en el Japón rural del siglo XIX, con una brisa que siempre sopla sobre las plantaciones de arroz y bambú, y unos diálogos cortados con cuchillo de sushi, el director añade ligeros toques de humor, mucha ternura y esas típicas descargas de violencia del cine japonés de samuráis (rodadas con la tradicional sabiduría fílmica nipona). Además, la música y la historia, ambas juntas, terminarán por recordar al espectador Occidental nuestra querencia por el Western. En conclusión: una delicia que sorprenderá a propios y extraños.

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