En una novela de Peter Ackroyd, La sombra de Hawksmoor, se presenta un
Londres misterioso, laberíntico y decadente, donde la arquitectura y el
urbanismo esconden un simbolismo diabólicamente místico, basado en la
amoralidad de la ciencia y en la indiferencia del progreso. El villano de la
novela es Nicholas Dyer, una figura mefistofélicamente maligna, comparable al “Jack
el Destripador” de Alan Moore. El impresionante (y obsesivamente documentado) guión
de From Hell, una de las obras
maestras del mago de Northampton, sirve de base a esta película. Los hermanos Hughes
han acopiado algunas de las ideas básicas del cómic pero, tanto visual como
narrativamente, han tomado prestado ideas e iconografías de otras producciones,
en particular de Asesinato por decreto.
Sin duda, tanto Ackroyd como Moore han basado sus malsanas creaciones en la
obra de Iain Sinclair, uno de los mayores secretos de la literatura inglesa
(véase sus asombrosas obras Lud Heat
o Radon Daughters). El film, por cierto, no es ni bueno ni
malo, sino todo lo contrario. En realidad, estamos ante una historia
pesadillesca, con varios guiños al mainstream
Hollywoodiano pero que cuenta con una aceptable ambientación, un guión
suficientemente tramado y correctas interpretaciones. Además, contamos con la
presencia de Sir Ian Holm, que pone rostro a un villano majestuoso y
repugnante: el médico Sir William Gull, un aristócrata que fue capaz de cualquier cosa con tal de proteger los valores
elitistas del Imperio Británico.
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