El secreto de la isla de las focas es una fábula sobre la mitología
irlandesa, ambientada en la vida costera y con la magia y la dureza de una leyenda
contada por un viejo marinero al calor del fuego, como en la famosa escena de
inicio de La Niebla, de John Carpenter.
Con una lograda mezcla de realidad y fantasía, la película (hermosamente fotografíada por Haskell Wexler) nos muestra a varios
personajes que le cuentan a Fionna, la protagonista, las distintas partes de un
relato que permiten al espectador ir reconstruyendo el puzzle que conforma la historia principal, la cual, además,
consigue ir desvelando el secreto al que alude el título del film. Basada en el libro infantil de
Rosalie K. Fry, aunque esté protagonizado por una jovencísima actriz, el punto
de vista está influido claramente por la nostalgia propia de la madurez. Por su
parte, Sayles rueda con elegancia y sobriedad, con “brillantez formal y
complejidad intelectual”, como diría Caparrós Lera, una deliciosa obra
sobre la fuerza de las palabras en una cultura oral como la irlandesa. La película, además,
contiene algún momento realmente memorable (como la transformación de la selkie, por ejemplo).
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