La joven Beca (Anna Kendrick) es
una chica tímida y frágil que se aleja de los demás para protegerse. Hasta que
llega a la Universidad de Barden y se apunta a un grupo de voces a capella, las Damas de Brenton (The Bellas), con las que deberá trabajar
en equipo e, incluso, convivir, para ganar un concurso interesatatal de canto. La
idea es conseguir el pitch perfect
(el tono perfecto) gracias al perfect pitch (oído natural). Jason Moore, un teledirector, se pasa a la pantalla grande
con esta comedia postadolescente sobre los efectos socializadores de la música,
aunque sea una tan mainstream y tan facilona. La película
destaca por contar con una producción sonora arrolladora así como por la
energía que desprenden las coreografías, los montajes musicales y el juego
armónico de las voces. Por el contrario, las interpretaciones son de lo más
normalitas e, incluso, estereotipadas (véase, por ejemplo, la escena en la que
Beca visiona The Breakfast Club).
Además, el film cuenta con bastante humor zafio y hormonado, una concepción de las relaciones personales de lo más
trivial y una dirección tirando a convencional. En todo caso, para verla con
los ojos entornados y despertar en los números musicales es perfecta.
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