Dos hombres, muy distintos entre
sí, se ganan la vida cazando búfalos en territorio indio, por lo que también
tienen que hacer frente a la oposición de éstos debido a que los búfalos son
una parte importante de su sustento. El liberal Richard Brooks, experto en
meter el dedo en la llaga (como escribe Claude Beylie), dirige un Western ecologista sobre la masacre de búfalos
e indios. Y lo hace contrastando dos caracteres y dos sensibilidades: Stewart
Granger pone la tolerancia y el respeto por los derechos de los animales mientras
que Robert Taylor ofrece el lado siniestro y depredador del hombre blanco,
obsesionado con ganar más y más a costa del resto de los seres vivos (animales
e indios). Excelente fotografía, de Rusell Harlan, y magníficos diálogos para un film que se puede considerar el
precursor de la obra de Sam Pekinpah y del Western naturalista de los setenta. Por
cierto, uno de los motivos musicales, obra de Daniele Amfitheatrof, es el mismo
que el tema principal de la BSO de Max Steiner para Centauros del desierto, estrenada ese mismo año, 1956. También
aparecen una bellísima Debra Paget y un jovencísimo Russ Tamblyn, por cierto. Un año
después, en 1957, Brooks estrenaría una obra de estructura similar pero sobre
el colonialismo y el racismo, Sangre sobre la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario