El luchador no es una más de las películas sobre boxeo, ni sobre la
lucha por la vida, ni sobre la Gran Depresión. Ni siquiera es una película más
de Charles Bronson. Es una meritoria recreación del ambiente de miseria y supervivencia de la Gran Depresión usamericana, un mundo en el que alternan los
perdedores y los aprovechados. La película fue dirigida con acierto y humildad
por un debutante Walter Hill. Chaney (Charles Bronson), un misterioso luchador
parco en palabras, ofrece sus puños a Speed (James Coburn), un sinvergüenza
promotor de peleas ilegales, con la intención de ganar un poco de dinero y
desaparecer. Pero las cosas se complican y Cheney tendrá que sacar lo mejor de
sí mismo para intentar resolver los entuertos. Ambientada en Nueva Orleans, Hard Times se enriquece con breves
homenajes a la música del Delta, una de las obsesiones del director de Long
Beach. Excelente composición de Strother Martin y montaje del luego director
Roger Spottiswoode. El club de la lucha
rendirá un pequeño tributo a esta historia, así como alguna de las producciones
de Clint Eastwood, ya que el film exhuma un extraño parecido narrativo con el Western.
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