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Dedicada a José Antonio Diego Bogajo |
Rarezón necrófilo dentro de la
filmografía española, rodado entre Madrid y San Lorenzo de El Escorial y con el
protagonismo de uno de los padres de la muchachada en la mítica serie
televisiva Verano Azul, Manuel Tejada, quien, por cierto, reniega completamente de la película. El argumento
de esta producción “S” gira en torno a las correrías de un playboy, especialista en antigüedades, que se dedica a conquistar y
a asesinar a toda mujer que se pone a tiro. Además, con ellas practica la
necrofilia, a causa de algún que otro trauma sentimento-familiar. El estilo
visual y narrativo del director, un desconocido José Antonio Barrero, oscila
entre el giallo de segunda y el
fantaterror español de la época (Naschy, Martín, Ossorio). En todo caso, en la
misma medida que la cinta de Pedro Olea sobre Benito Freire, el espectador no
puede disfrutar de mucha emoción porque, desde el principio, ya se sabe quién
es el asesino. El único misterio que le queda a la trama es vislumbrar si el
detective de turno (en este caso, un joven Emilio Gutiérrez Caba) va a dar caza
al criminal antes de que cometa su próximo homicidio. Poco se puede decir de la
calidad técnica de la cinta porque las copias existentes del film hacen casi impracticable un juicio
sosegado. En todo caso, estamos ante un ejemplo sanamente bizarro (y cuasi, cuasi maldito) de ese cine
de explotación comercial, tan querido durante el boom industrial que vivió Europa durante la irredenta década de los
setenta, sin rebozo alimentado por la moda de las coproducciones.
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