Phillip Borsos, el director de El zorro gris, compone un sobrio thriller de psicópatas, que no destaca por ningúna especial
novedad pero que sí contiene el gérmen de muchos éxitos posteriores. En este
sentido, el film se mueve entre Zodiac, 7even (atención a esa lluvia cuasi perpetua), El silencio de los corderos y En
la línea de fuego/Deuda de sangre.
Como curiosidad, hay una secuencia que parece un homenaje a la escena de la
ducha de Psicosis, diseñada por el
gran Saul Bass. Correcta interpretación de Kurt Russell, un pequeño
papel para un jóven Joe Pantoliano (pre-Goonies),
efectivo score de Lalo Schifrin y un
final un tanto abrupto completan algunas de las características más evidentes
de la producción. En la misma línea que 8
millones de maneras de morir, por cierto.
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