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En plena Alta Edad Media, los
beduinos intentan conquistar Egipto, sometiendo a su población y a sus
mandatarios. Sin embargo, la
princesa Shalimar (Debra Paget) se resiste,
haciéndose pasar por la bailarina Taura, la reina del Tambourine, para poder
así informar a sus conciudadanos de las intenciones del Rama Khan (Michael
Rennie). A su lado, contará con la ayuda del príncipe Haidi (Jeffrey Hunter),
el hijo del Califa de Bagdad. Una muestra de cine clásico de aventuras, rodada
sin ningún interés histórico pero con ese sentido de lo maravilloso propio de
una época que ya ha pasado a la historia: el Hollywood de los
cuarenta/cincuenta. Pasadizos, duelos con espada, secretos de palacio,
bailes impíos, apasionados amores, una trama de disputas encontradas y lucha por el
poder… En fin, todo lo necesario para pasar una buena tarde al calor del Technicolor.
Además, Debra Paget, en uno de sus pocos protagónicos, está realmente
cautivadora, en un papel que Fritz Lang intentaría resucitar, con éxito, en su
díptico sobre la bailarina Seetha (fusionados en un solo
film por la AIP para el público USAmericano de
matinée). El mismo año de su estreno, vería la luz otro de los clásicos
del
cine de aventuras de todos los tiempos, la nervuda y entretenidísima
El Príncipe valiente, en la que Paget
también tenía un hermoso papel.