Mano a mano entre el irregular
Ridley Scott y ese genio de las
letras USAmericanas que es Cormac Mcarthy, estamos ante un auténtico
despropósito cinematográfico, una historia innecesaria y mal contada. Como escribió
Peter Travers en la Rolling Stone, “El
consejero es una monótona reflexión sobre el capitalismo en forma de thriller sobre el comercio de la cocaína
en la frontera Tex-Mex”. Aunque el principal problema del film consiste en desarrollar una galería de vacuos y absolutamente
prescindibles personajes que tienen, además, una psicología y una verborrea que
no les cuadra en absoluto. El otro gran error de la cinta es un ritmo pausado,
cuasi tarantiniano, cuasi literario,
alrededor de conversaciones muy sutiles que contrastan negativamente con la sordidez
y con la tremenda frivolidad del mundo que retrata y que rodea la historia.
Además, al propio Scott se le nota bastante perdido a la hora de poner en
escena el guión de Mcarthy. Por no hablar de los caricaturescos actores que
ponen rostro a los desenfrenos de la historia (Penélope Cruz, Javier Bardem,
Michael Fassbender o Cameron Díaz, todos están horribles).
No hay comentarios:
Publicar un comentario