En una
cultura como la USAmericana, que se ha levantado gracias a grandes epopeyas
viajeras y a enormes desplazamientos de personas, y que, en la actualidad, ha
desarrollado una forma de vida basada casi primordialmente en el coche (y en sus
más diversos accesorios), no es de extrañar que exista casi todo un género
dedicado al mundo del motor, en sus más variadas formas (coches, motos,
camiones, carreras, persecuciones, accidentes, etc.). Entre este tipo de películas,
hay un señalado énfasis en una forma de vida basada en el viaje, como si la
cultura no pudiera echar raíces. De hecho, existe esa genuina tradición USAmericana de
las road movies, en particular, de
esas películas de persecuciones entre buenos y malos, entre proscritos y
agentes de la ley, como Dirty Mary Crazy
Larry, Gone in 60 Seconds, Thunder and Lightning, Return to Macon County, Two-Lane Blacktop o Electra Glade In Blue. En el caso de esta película, y desde
el punto de vista narrativo, Sarafian opta por contar una road movie nihilista, mediante una presentación y un flashback, una especie de version del
cuento de Ambrose Bierce, Suceso en el
Puente de Owl Creek. Estamos ante un film
extraordinario, un canto a la libertad y a la individualidad de un pueblo que,
como los pollitos de Llueve sobre mi
corazón, ha terminado por vivir estabuladamente. Una de las obras maestras
del género en la irredenta década de los setenta, con más capas de significado que muchos films con más renombre.
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