La Bruster & Bruster es una
multinacional que acaba de absorber a una pequeña empresa española de seguros.
Como condición para la fusión, un equipo de modernos profesionales de la
Compañía llegan a Madrid para reconvertir a sus empleados (especialmente a 5 de
ellos), anclados en una cultura de la empresa franquista y tecnocrática (es
decir, el clientelismo paternalista) y, ahora, lo que está de moda es el
“vendedor agresivo” (es decir, el proto-neoliberalismo). Roberto Bodegas
perpetra una ácida comedia sobre la reconversión económica española de los
setenta, parodiando al typical spanish
pero, también, a la cultura empresarial europea en general. En los momentos
serios, la película funciona muy bien, aunque algunas escenas estén un tanto
estiradas; en los momentos cómicos, la película funciona, simplemente, a base
de producir pequeñas sonrisas e, incluso, en algunos casos, algunas carcajadas.
Sin embargo, Bodegas podría haber medido un poco más los ritmos y los tiempos
para transformar esta mordaz historia en una comedia sofisticada à l'américaine. Y también podría haber continuado con la trama, a partir de los
créditos finales, rodando la que podría haber sido la guinda del pastel, el
viaje a Denver, Colorado, como premio al mejor equipo de ventas. Aunque la
última escena puede dejar una sonrisa torcida en la cara del espectador, del
espanto que le puede causar.
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