Una modelo que aún no está preparada para el matrimonio, decide irse a
vivir sola a un apartamento en un edificio de Brooklyn, justo enfrente del skyline neoyorkino. Pronto comienza a conocer
a sus extraños vecinos. Mucho más extraños, ciertamente, que los de La semilla del diablo o que los de El quimérico inquilino. La película
cuenta con algunas escenas realmente impactantes y una historia repleta de
motivos seminales (esa puerta correriza parecida a la de Rojo profundo; ese cadáver lángido y redivido que recuerda al de Rec; esos seres deformes tipo Basket Case; ese edificio que podría ser
una puerta a El más allá). En conjunto, aparece como una estupenda revisión del
tema satánico, dirigida por el especialista en thriller urbanos, Michel Winner, pero con un componente típico de
los giallo italianos: el trauma
infantil. Por cierto, el plantel de actores es increíble y las interpretaciones
muy solventes (Chris Sarandon, Christina Raines, Burgess Meredith, John
Carradine, Ava Gardner, Arthur Kennedy, Martin Balsam, Beverly D’Angelo, Eli
Wallach, Silvia Miles, José Ferrer, Jerry Orbach, Christopher Walken, Jeff
Goldblum, Tom Berenger, etc.). La música, por momentos altisonante, acompaña
correctamente al suspense y el maquillaje y los efectos resultan bastante
estimables.
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