Producción Golan-Goblus (es decir, pasta puesta por los de la Cannon) para
la última película del gran Curtis Harrington, un film erótico de espías, basado en la vida y andanzas de Mata Hari, la
bella bailarina (mitad holandesa-mitad javanesa) que estuvo metida en asuntos
de política internacional durante la Primera Guerra Mundial (entre París, Berlín
y Madrid; entre el Folies Bergère, hoteles
de lujo, orgías aristocráticas y el mismo frente bélico), y a la que pone cara la
voluptuosa Silvia Kristel. La producción, por supuesto, es muy solvente, igual
que la ambientación, la música es la apropiada (aunque resulta un poco cansina)
y los actores hacen bien su papel, aunque sin exagerar. El problema con esta
película es que arrastra una fama que no coincide exactamente con su calidad.
Es probable que sea debido a que mucha gente que habla de ella no la ha visto,
porque la historia está narrada con suficiente solvencia y los diálogos son lo
suficientemente interesantes para poder decir que uno ha visto la película por
el texto, lo que siempre ha pasado con los artículos del Playboy. En todo caso, hay que subrayar que no estamos ante un film extraordinario. Como curiosidad,
resulta gracioso encontrarse con una escena en la que sale una calle húngara,
en la que figura una tienda con un cartel en castellano que dice “perfumería” y
durante la que suena un chotis.
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