De entre todas las películas del nuevo cine surcoreano que llegan a Europa, los thrillers y los films de terror acaparan casi toda la atención mediática (The Host, Dos hermanas, Memories of a Murder, I Saw the Devil, por poner sólo algunos conocidos ejemplos). Por eso es soprendente encontrar esta producción de 2010. El
novel director surcoreano Song In-Sun rueda una amarga y contemporánea historia, salpicándola con tiernos y humorísticos momentos. Un joven bombero de Gangwon (provincia al norte de Corea del
Sur), casado y con una niña de 6 años, descubre que está gravemente enfermo y toma la decisión de no decírselo a ninguno de sus familiares más cercanos, ni siquiera a su mejor amigo y compañero de trabajo. Con algunos parecidos con Mi vida sin mí, de Isabel Coixet, la
película mantiene constantemente un difícil equilibrio entre el drama más
convencional y la disección de caracteres típica de una buena parte de la
filmografía asiática, especialmente de la japonesa y de la surcoreana, con una
puesta en escena sencilla pero sutil, una fotografía sobreexpuesta y un estilo
cinematográfico occidentalizado en su conjunto, lo que se aprecia hasta en la
BSO, con ciertos toques de guitarra y unos pianos arpegiados que recuerdan a
Gustavo Santaolalla y a Masaru Hoshii,
respectivamente
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