La filmografía de Georges Franju (uno de los fundadores de
la Filmoteca Francesa) es muy poco conocida en España. Además de su
mediometraje sobre los mataderos parisinos (Le sang des bêtes) y algún que otro policíaco, no se conoce mucho más de su
obra. Salvo Los ojos sin rostro, de
1960, película que ha ejercido una enorme influencia en distintos géneros y en
distintas cinematografías posteriores. Por ejemplo, en nuestras tierras, casi inmediatamente
después, Jesús Franco utilizó parte del argumento (junto con la influencia de Dassin) en su excelente y personalísima Gritos en la noche. Los autores del guión fueron nada menos que Pierre Boileau y Thomas Narcejac, los creadores de Las Diabólicas, y contaron con la colaboración de Claude Sautet. Con alguna velada referencia a Victimes de devoir, de Ionesco,
Franju nos ofrece una estilizada historia de terror y suspense, muy bien
narrada, ejemplarmente montada, con una absorbente fotografía en blanco y
negro y una BSO competente, obra de un novato Maurice Jarre. Un clásico del misterio que resume la mejor de sus bazas en su apuesta
por mezclar belleza, lirismo y horror. Por cierto, el propio Franco volvería a recuperar el argumento en Los depredadores de la noche. Y nuestro Pedro (Pe says), le rinde homenaje, copiándola, en su mimética La piel que habito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario