martes, 27 de noviembre de 2012

Yo, Cristina F.

3.5*

El director de Última salida Brooklyn había debutado internacionalmente 8 años antes con un descorazonador retrato sobre las consecuencias psicológicas y emocionales de las drogas. Es el caso de esta película. Cristina es una adolescente que, poco a poco, va volviéndse adicta a la heroína y va transformándose en un muerto viviente. A raíz de esta adicción, Cristina modifica su comportaminto, llegando incluso a prostituirse para adquirir su dosis. Uli Edel subraya el ambiente sórdido y de putrefacción espiritual de unos personajes que se mueven entre el consumismo de masas de la época (discotecas y conciertos de rock, con el rey del glam David Bowie incluido), la sordidez de los barrios de clases trabajadoras de comienzos de los ochenta y el ambiente quinqui berlinés de la era pre SIDA. Pero con ese punto de ingenuidad propio de los ángeles caídos porque, en el fondo, no son delicuentes sino individuos desarraigados, perseguidos por la ausencia de destino, atrapados en un callejón sin salida. Como en el cine de Abel Ferrara o en el de Eloy de la Iglesia, hay varias excenas explícitas y hay un evidente amateurismo técnico en todos los aspectos. La ausencia casi total de música extradiegética subraya el carácter semi documental de la película, lo que la hace más impactante, incluso 30 años después de su estreno. 



lunes, 26 de noviembre de 2012

Al azar de Baltasar

4*
 
En La Jungla, ese clásico olvidado del siglo XX, Upton Sinclair se atrevió a retratar las durísimas condiciones laborales de la industria cárnica en Chicago, así como el sufrimiento de los animales. En la reciente Elizabeth Costello, Coetzee sugiere que el tratamiento que le damos a los animales es similar al que los Nazis dieron a los judíos. De hecho, el autor surafricano afirma que cada día se produce un genocidio al que damos la espalda tal como, en su momento, ocurrió con el Holocausto. Sin llegar al extremo de Coetzee ni al nivel de detalle de Sinclair, este es el marco intelectual en el que situar esta película. Baltasar es un pequeño burrito que ha crecido entre el cariño y los juegos de los hijos de sus propietarios. Sin embargo, al hacerse mayor, Baltasar es utilizado, maltratado y explotado como bestia de carga en todo tipo de duros trabajos. Los años pasan y el pobre Baltasar no siente mejoría alguna en su durísima vida, llena de padecimientos e inclemencias. Hasta que un día se escapa y regresa a la casa que le vió crecer. A partir de ahí, la narración se va desarrollando de forma azarosa (como en El fantasma de la libertad de Buñuel) alrededor de la figura de Baltasar. Elegía de la explotación animal por obra y gracia de un realizador tan comprometido como experimental: Robert Bresson. El burro es el símbolo de una entidad inocente en la que las personas que lo rodean proyectan y descargan tanto lo bueno como lo malo, respectivamente, de sus personalidades. Como la vaca de Nietzsche, el burro de Bresson rumia todo lo que le rodea. Además, la metáfora del burro no deja de sosprender al espectador que, a poco sensible que sea, podrá ver en ella la analogía con la propia vida de la inmensa mayoría de los seres humanos, que vivimos en sociedades envilecidas, indiferentes ante el sufrimiento ajeno y en las que hay poco espacio (aunque por pequeño que sea, siempre lo hay) para la empatía y la solidaridad. Una película valiente, adelantada a su tiempo (y al nuestro) por proponer una emotiva defensa de los derechos de los animales mostrando, simplemente, su condición sometida y subalterna. Estilísticamente, los encuadres, la puesta en escena y el montaje recuerda a la escuela belga de la línea clara y a Tati. Por cierto, alrededor de la historia del burrito, se agolpan distintas sub narraciones humanas que quedan, como no podría ser de otro modo, en un segundo plano gracias a la cámara jansenista de Bresson.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Hellboy 2: El ejército dorado

2.5*

Guillermo del Toro se pone tras la cámara por segunda vez para perpetrar otra adaptación de las aventuras del personaje creado por Mike Mignola y publicado en la imprescindible Dark Horse Comics. El resultado no es ni mejor ni peor que la primera. Creatividad visual a raudales para una historia ocultista, pulp y con mucha acción que, sin embargo, pierde un poco de empaque a causa de algunas escenas en extremo sentimentales y de algún que otro dialogo más propio de la factoria Disney que del oscuro e inteligente mundo del director mexicano. Ron Perlman, por su parte, compone un personaje digno de su propia altura, tanto física como interpretativa. Por cierto, ¿a que se debe esa extraña manía de multiplicar y de llenar cada plano con miles de seres clónicos, producidos exclusivamente por el departamento de efectos digitales?



jueves, 22 de noviembre de 2012

Shampoo

3*

Comedia satírica de bajo perfil, autobiográfica y, finalmente, de sabor agridulce. Dirigida por Hal Ashby a mediados de los setenta, gira alrededor de los escarceos amorosos de un peluquero casanova irresistiblemente atraído por el sexo opuesto, una historia basada en una obra de William Wycherley. El guión y la producción es de Warren Beaty y, cusiosamente, no parece un producto dirigido a su exclusivo lucimiento o ensalzamiento. En todo caso, cabe destacar las intepretaciones de los protagonistas, en particular las de Julie Christie (amante de Warren Beaty en esa época) y la de Jack Warden (con quienes volvería a coincidir, por cierto, en El cielo puede esperar). Con un ligero aliento subversivo, a la postre zozobra en su análisis de la clase pudiente USAmericana de la época aunque sí acierta en la denuncia del vacio existencial de buena parte de su ociosa mitad. Excelentemente fotografiada y planificada, no destaca dentro de la comedia de la época pero sí merece un revisionado, en especial por la imagen añeja y romántica de la ciudad de Los Ángeles (Rodeo Drive) y de sus barrios residenciales (Beverly Hills y Coldwater Canyon), obra de László Kovács. Además de por la música popular que suena de fondo (The Beach Boys, The Monkees, Carole King, The Beatles, Jefferson Airplane, Jimi Hendrix). Por cierto, esta película suspuso el debut de Carrie Fisher, la futura Princesa Leia y futura mujer de Paul Simon, ya que el cantante se casaría con ella poco tiempo después de componer la BSO para este film.






martes, 20 de noviembre de 2012

Carrie

3.5*

Tras varios thrillers psicológicos influenciados por Alfred Hitchcock, Brian de Palma se interesó por una novela de Stephen King, el maestro del terror contemporáneo. La historia es de sobra conocida: Carrie White (Sissi Spacek), una estudiante adolescente con poderes telquinéticos, vive reprimida por su propia madre, una auténtica fanática religiosa (personaje recurrente en la obra de King, por cierto). Además, sufre las burlas y el acoso de sus compañeros de Instituto, unas burlas que conforme se acerca la fiesta de graduación, parecen remitir hasta que vuelven a aparecer momentos antes del explosivo final. Película inaugural en su género, por dos motivos: por un lado, porque se trata de la primera adaptación cinematográfica del imaginario de Stephen King y, además, sigue siendo una de las mejores plasmaciones fílmicas del mundo del escritor; por otro lado, porque es una fuente del que beben algunas corrientes del cine de terror contemporáneo (desde La noche de Halloween hasta Viernes 13). Muy bien rodada y montada (gracias al trabajo de Fred Hirsch, el montador de Star Wars), la película cuenta con los colaboradores habituales del Brian de Palma de la época, de origen italoamericano: fotografía de Mario Tosi y BSO de Pino Donaggio, que compone un score sobre el leit motiv de Psicosis. El propio King quedó muy contento con la adaptación, tal y como explica en su magnífico ensayo sobre el género, Danza Macabra. Poco tiempo después, se sucedieron las imitaciones, como el telefim The Initiation of Sarah, de Robert Day (1978), los homenajes constantes (como en un capítulo de Los Simpson) y los infaustos remakes.



domingo, 18 de noviembre de 2012

El sospechoso

3.5*

Robert Siodmak dirige uno de sus más sorprendentes films de suspense, justo antes de su serie de obras maestras (La escalera de caracol, Forajidos, El abrazo de la muerte). Philip Marshall (Charles Laughton) es un marido infeliz que convive con una esposa histérica que está acabando con la felicidad familiar. Cuando conoce a Mary Grey (Ella Raines), una chica joven y soltera, se enamora de ella pero se conforma con su amistad. Sin embargo, su mujer se entera y, de forma injusta y vengativa, intentará hacerle la vida imposible por lo que Marshall tendrá que pensar cómo solucionar la situación. Una situación que recuerda a la desconocida Huracán, de John M. Sthal. Siodmak adapta para la pantalla una novela del escritor inglés James Roland, titulada This Way Out, de 1940, en un estilo que recuerda al de Luz que agoniza de George Cukor (que también se desarrolla en el Londres de comienzos del siglo XX), es decir, a esa conseguida mezcla de elementos expresionistas del cine alemán, convenciones del cine noir y elementos narrativos clásicos del cine USAmericano. La historia está muy bien narrada, es sorpredentemente actual y creíble y el final es de una honestidad aplastante. Además, el film cuenta con la elegante, aristocrática y sutil intepretación del siempre convincente Charles Laughton, que recuerda a la que regaló un año antes a Jean Renoir en su primera película en Hollywood. 




viernes, 16 de noviembre de 2012

Mis 5 directores de fotografia imprescindibles (I):

 
-       Gregg Toland (Ciudadano Kane o Las uvas de la ira).
-       Russell Metty (Sed de mal o Solo el cielo lo sabe).
-       Sven Nykvist (Persona o Fanny y Alexander).
-       Gordon Willis (El padrino o Manhattan).
-       Russell Harlan (Matar a un ruiseñor o Río Bravo).



 

jueves, 15 de noviembre de 2012

Dersu Uzala

4.5*
Dedicada a Bárbara SanJuan
El capitán Vladimir Arseniev se encuentra explorando Siberia cuando, una noche, sentado al fuego con el resto de su equipo, conoce a Dersu Uzala, un cazador errante de la taiga. Entre ellos surge una fuerte amistad que se renueva con su reencuentro posterior. En las montañas, Dersu Uzala es una compañía imprescindible y extremadamente útil. Sin embargo, cuando el cazador acompañe al oficial a vivir a la ciudad, las cosas serán de otra manera muy distinta. Akira Kurosawa firma una película límpia, hermosa y moralmente enriquecedora, un canto a la libertad y a la amistad en el que se desliza una soterrada pero igualmente poderosa crítica a la civilización, una civilización que ha ablandado al hombre para el juego de la supervivenvia pero que, paradójicamente, lo ha embrutecido para su vida en sociedad. Además, los elementos biográficos, antropológicos y etnográficos de la historia le otorgan un aura de mítica verosimilitud. Por su parte, la bondad y el animismo de Dersu Uzala le transforman en un personaje muy entrañable y querido. La ausencia de primeros planos o planos de detalle así como un montaje pausado subrayan plásticamente la relación de los personajes con el medio, tanto natural como urbano, y el carácter a la vez distanciado pero respetuoso de la mirada del director. La producción corre a manos de la antigua Unión Soviética, que encargó al director japonés su realización, está rodada en Siberia y en Primorsky Krai y el estreno mundial se hizo casi un año después de su presentación oficial en el Festival de Moscú de 1975. La calidad de la cinta conservada se está resintiendo con el paso del tiempo y esto se debe, probablemente, al uso del celuloide soviético así como a que se registró en 70mm. Por cierto, muy poca gente lo sabe pero este film es un remake de una película soviética de 1961.







miércoles, 14 de noviembre de 2012

Pozos de ambición

3*

Paul Thomas Anderson prosigue con su radiografía de la sociedad USAmericana, tras retratar el mundo del juego, la industria del porno, la televisión y el laberinto de pasiones y frustraciones humanas que es la vida contemporánea. Por eso, la película se transforma en un retrato de uno de esos pioneros, laicos y ambiciosos, sobre los que se ha levantado el país, no solamente en el plano material, sino también en el plano moral, ideológico, mítico. En este caso, además, muestra las conexiones entre el mundo capitalista y el cristianismo y lo hace ofreciendo una poderosa metáfora sobre la capacidad del dinero para someter a todo lo que le rodea. Daniel Plainview es viudo, tiene un único hijo y está levantando una empresa petrolera familiar, justo en los primeros años de la industria. Con un estilo sobrio y alejado de barroquismos, tanto en el montaje como en la puesta en escena, Anderson rinde homenaje a algunos clásicos del cine como John Houston o George Stevens, alargando varios planos secuencia y varios travellings, aunque la influencia visual fundamental es, sin duda, Stanley Kubrick (atención al final) y, en el plano moral, Upton Sinclair (y su novela Petróleo). La música es de una variedad y complejidad fascinante, aunque no siempre potencia la sencillez de las imágenes o de los comportamientos morales pero sí el carácter torturado del protagonista, excelentemente interpretado por un obsesivo Daniel Day Lewis, que compone una figura moral ambiciosa, competitiva, que acumula odio por sus semejantes y que solo quiere enriquecerse para aislarse del mundo que le rodea. Una figura que recuerda, en algunos aspectos, al Jett Rink de Gigante. La película, finalmente, muestra una sociedad en perpetuo cambio, deseosa de continuar con el progreso aun a costa de las innumerables “florecillas pisoteadas al borde del camino” de las que hablara Hegel. La próxima obra del director es The Master.





lunes, 12 de noviembre de 2012

La parada de los monstruos (Freaks)

4.5*

En 1961, Luís Buñuel estrenó Viridiana. En la segunda parte de la película, un grupo de desheredados conviven con Silvia Pinal en casa de su tio, Fernando Rey, recientemente fallecido. Entre ese grupo hay todo tipo de espantos morales y estéticos, lo que produce atracción y repulsión en los espectadores. Casi treinta años antes, Tod Browning, el director de ese clásico seminal del cine de terror que es Drácula, se atrevió a rodar una historia de amores, despechos y venganzas en los márgenes de lo que se considera la normalidad ético-estética: en un circo repleto de freaks, seres “monstruosos” que malviven ofreciendo a la contemplación de un público morboso sus crueles deformidades. En el primer caso, las consecuencias negativas de la anormalidad física son el producto de su condición económica. Por eso, se puede recordar la afirmación de Oscar Wilde, que escribía en The Soul of Man under Socialism que es grotesque and insulting recomendar sobriedad al pobre. Por otra parte, en ambos casos, la condición moral de sus personajes no es muy distinta a la de los personajes más pudientes, lo que parece querer decir que la normalidad es simple producto de la apariencia, la convención y el control de la diferencia. En el caso de Freaks, se subraya la prepotencia y crueldad de quienes se ven normales por fuera pero no se percatan de su anormalidad interior. El mensaje es tan poderoso que Tod Browning transforma Freaks en una película extraordinaria, tanto en el plano técnico-artístico como en el puramente narrativo. Incluso en el moral. De hecho, siguiendo su rastro a lo largo de las décadas, algunos grupos musicales han utilizado el comienzo de la BSO original para incluirlo en alguno de sus temas. Es el caso, por ejemplo de Marillion y su Separated Out. En definitica, una obra maestra, rodada con elementos del film anterior Garras humanas y que ya querría para sí el provocador oficial de Hollywood, el habitualmente decepcionante Tim Burton.




jueves, 8 de noviembre de 2012

Prometheus

3*
Dedicada a Aitor Bolaños
En el año 2089, unos arqueólogs descubren restos de varias culturas antiguas que señalan la presencia inmemorial de seres extraterrestres en la tierra. Cuatro años después, siguiendo unas antiquísimas pero precisas indicaciones astronómicas, una expedición millonaria (la nave Prometheus) transporta a un equipo científico al lugar desde el que se supone que podrían provenir dichos extraterrestres. Detrás de la expedición se encuentra un magalomaníaco empresario que se niega a aceptar su final. Con una mezcla de elementos extraídos de Alien Vs. Predator, Blade Runner y Alien y varios toques de Shakespeare, Freud, Lovecraft y Von Däniken, Ridley Scott presenta el episodio cero de la serie Alien con la intención de explicar algunos cabos que dejaba sueltos la primera de las películas de la saga (especialmente sobre los Space Jockeys). Por eso, los guiños al film de 1979 son constantes (aunque también a otros capítulos de la tetralogía). El resultado es soberbio en su primera hora porque consigue crear una conseguida atmósfera de suspense y de terror, en el marco de una aventura espacial. De hecho, como historia de Sci-Fi, resulta rotunda. Sin embargo, su segunda hora se pierde en demasiados vericuetos y errores, el montaje es rapidísimo y se difumina tanto a los personajes como al argumento a costa de la pura acción. Además, confunde al espectador con demasiada informacion. Por eso, en general, el principal problema de esta película es su falta de cadencia y tensión, debido al error de querer contar demasiadas cosas en tan poco tiempo (y de contarlas mal), sacrificando un desarrollo dramático más cuidado y elaborado, algo que no le ocurría a Alien. El guión bascula entre la ciencia, el darwinismo intergaláctico, la mitología clásica y la religión en un todo impreciso y no del todo congruente en el que, los tiempos mandan, prima el ingrediente genético. Visualmente, la película es magnífica, kubrickiana, y los diseños de Giger contribuyen a su riqueza y espectacularidad. No obstante, aunque los efectos visuales sean extraordinarios, en algunos momentos no consiguen estar a la altura de la producción. Para terminar, los personajes no son lo mejor de la historia. Tampoco los diálogos. Ni siquiera el androide David, esa especie de Demiurgo interpretado por un Michael Fassbender un tanto pagado de sí mismo.