Mítico Mexican Western, de 1966, en la línea
de Bandido, Grupo salvaje y Agáchate
maldito, con un quinteto protagonista de excepción (Lee Marvin, Burt
Lancaster, Robert Ryan, Woody Strode y Jack Palance), más la hipnótica
presencia de Claudia Cardinale, en un rol que prefigura el de Hasta que llegó su hora, del maestro
Sergio Leone. Disección de la Revolución mexicana, de sus ideales y miserias,
con ese sentido del espectáculo y de la aventura propio del cine USAmericano.
Una dirección ejemplar de Richard Brooks (también a la producción) que combina
a la perfección una planificación de proximidad,
casi televisiva, que humaniza a los personajes, con la grandeza de una puesta
en escena en los 35mm cinematográficos, acentuada por una fotografía grandiosa y en Panavisión de Conrad
Hall, una contrastada iluminación y, finalmente, por una BSO imponente de
Maurice Jarré, con ciertas similitudes con la de Los siete magníficos. La película ha inspirado a directores que van
desde Walter Hill a Quentin Tarantino pasando por Steven Spielberg o Sam Peckinpah.
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