Rodado en pleno Valle de la muerte, El cielo amarillo es un western
relativamente atípico por varias razones. En primer lugar, por tratarse de una curiosa
y libérrima adaptación de La tempestad de William
Shakespeare, trasladada a una USAmérica recién salida de la Guerra de Secesión.
En segundo lugar, por incluir un papel de bandido protagonizado por Atticus Finch. Perdón, por Gregory
Peck. Y, en tercer lugar, por la irresistible presencia del personaje interpretado
por la jovencísima Anne Baxter. La historia es bien sencilla: una banda de atracadores de
bancos se ve obligada a cruzar un desierto de sal y, una vez a salvo, recalan
en un extraño y abandonado pueblo fantasma (Yellow Sky) en el que viven una
joven de carácter y su abuelo. Pronto, comienzan a sospechar que por los
alrededores hay oro. Sin embargo, lo que terminará de complicar las cosas es la
llegada de los Apaches. Por su parte, el director, William Wellmam, imprime la
suficiente profundidad psicológica, complejidad moral e interés narrativo al
guión escrito por Lamar Trotti (el autor de El
incidente en Ox-Bow o El filo de la
navaja) sobre una historia del mítico W.R. Burnett. Por su parte, Joseph
MacDonald fotografía toda la historia con su proverbial elegancia. Por todo
ello, este film es una de las obras
maestras de Wellman. El tiroteo final, en el bar El Dorado, es un auténtico prodigio, resultado de la unión del talento cinematográfico de
Wellman para la planificación de escenas y del talento de MacDonald para iluminarlas. Por último, la presencia del turbio RichardWidmark enriquece la galería de personajes.
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