Curiosa obra de
Philip Kaufman (el director de La
invasión de los ultracuerpos) con las bandas callejeras del Bronx y sus
luchas como argumento principal. Con un texto de base del novelista Richard
Price (sí, el guionista de The Wire),
Kauffman perpetra una versión igualmente nostálgica pero algo más hard de American Graffiti, pero sin llegar al nivel de oscuridad de Los amos de la noche, con la que
coincidió en 1979. Está ambientada a comienzos de los sesenta, lo que se
percibe sin mayor esfuerzo por esa mezcla de ingenuidad y rudeza, de salvajismo
e inocencia, propia de la época, además de contar con una efectiva BSO
compuesta por hits de los cincuenta.
La fotografía corrió a cargo del operador habitual del primer Scorsese, Michael
Chapman, y el personaje de Peewee fue
interpretado por una jovencísima Linda Manz. Sin nada más que aportar, salvo,
quizás, que puede parecer un antecedente de la ultra violenta y anodina Gangs of New York, así como de títulos emblemáticos como Rebeldes o la excelente La ley de la calle, aunque tiene una extraña virtud: hace parecer
misteriosa e inquietante una situación habitual. Un viaje en coche o un partido
de béisbol, por ejemplo. Dos datos curiosos: se pueden apreciar varios dibujos
de Neal Adams en una de las escenas del film
y Bob Dylan, por su parte, parece hacer un cameo en una de las escenas finales,
cantando un apropiado The times they are
a-changin’.
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