martes, 22 de enero de 2013

La casa de las ventanas que ríen

3*
Bizarro y absorbente giallo de Pupi Avati, un director relativamente desconocido pero con una buena paleta de historias en su haber. La película es de 1976 y gira en torno a las investigaciones del protagonista en un pequeño pueblo cerca de Ferrara, en el Delta del Po. Ha sido contratado para restaurar un fresco sobre el martirio de San Sebastián, obra de un insólito pintor local que vivió atormentado por la agonía de la muerte y sus efectos. Sin embargo, extraños sucesos le pondrán sobre la pista de un terrible secreto. Avati rueda un malsano y escabroso thriller, sucio y desconchado, teñido con los colores ocres del mundo rural y bajo la influencia de una concepción explícita de la pulsión sexual. Y lo hace con una inusitada pericia cinematográfica y una osada concepción del movimiento de cámara, de una riqueza y variedad admirable (ojo al travelling circular con espejos). De evidentes conexiones con la escuela terrorífica italiana (pensemos, por ejemplo, en el surrealista giallo de Giulio Questi), el film puede ser emparentado, también, con The Wicker Man y, especialmente, con el mundo de David Lynch, poblado de personajes raros, extravagantes, que normalmente ocultan su truculencia debajo de una falsa capa de normalidad. Finalmente, la película brota como un producto heterodoxo y desasosegante, como ha escrito Roberto Cueto en El giallo italiano. Por otro lado, y aun riesgo de parecer superficial, también recuerda a ese experimento literario de Gustave Flaubert que fue La tentación de San Antonio.



2 comentarios:

  1. Me apetece cantidubi dubidú ver la peli

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  2. Pues me alegro "mazo", querido Anónimo. La verdad es que merece la pena. Un saludo y gracias por tu comentario!

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