viernes, 4 de enero de 2013

Los Gremlins

3.5*

No son los Critters. No son los Ghoulies. No son los Goblins. Son los Gremlins, unos seres de origen asiático que tienen una importante serie de handicaps: hay que cumplir una breve pero inflexible lista de normas si queremos que convivan felizmente con nosotros. Y, si se incumplen algunan de esas normas, las cosas pueden torcerse muy mucho. Un alocado padre inventor regala a su hijo por Navidad un pequeño ser llamado Gizmo (un Mogwai). Al poco rato, el descuido y las circunstancias hacen que el entrañable ser se reproduzca y de origen a unas extrañas vainas (una especie de huevos, como los de Alien o los de La invasión de los ladrones de cuerpos), de las que, al cabo de un rato, emergen, como si de mariposas se tratase, unos seres ingobernables y muy bandarras. Si Gizmo representa el bien, estos maléficos seres encarnan el mal (maniqueísmo moral muy en boga en la ultraconservadora década de los ochenta y deudora directa de la moralina propia de Star Wars y de las producciones made in Spielberg). Antes de Tim Burton, Joe Dante ya regalaba a los espectadores fábulas morales navideñas, llenas de maldad y subversión, duras en la superficie pero tiernas en el interior, y con un mensaje poderoso y atemporal: los seres humanos somos mucho más infantiles de lo que aparentamos. Por eso, no podemos hacernos cargo de cualquier forma de vida que pueda caernos en las manos. Guiños cinéfilos a destajo, una BSO conseguidamente creepy (de Jerry Goldsmith, nada menos), una iluminación tenebrosa (subrayada por continuos contrastes de color) y un acertado crescendo redondean la entretenida y divertida propuesta, que tuvo su continuación.



2 comentarios:

  1. He disfrutado mucho de la crítica y acordándome de la película tan divertida que es. con el tiempo incluso me parece que los gremlins malos tienen una sonrisa bonita :)gracias!

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    1. Muchas gracias por tu comentario! Bonita igual no pero sí contagiosa! Saludos, Anónimo.

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