jueves, 15 de mayo de 2014

Juan de los muertos

2.5*
Dos amigos sobreviven en Cuba trapicheando como pueden. Pero, un buen día, un virus se propaga por La Habana y los cubanos comienzan a transformarse en zombies. Al comienzo, se acusa a la disidencia insular en connivencia con el gusano USAmericano pero pronto se comprende que el asunto es más grave de lo que parece. Coproducción cubano-española, a iniciativa del propio director, y rodada en la propia isla. Alejandro Brugués propone una relectura de género a la vez que plantea una más que evidente crítica al anquilosamiento en que vive la revolución, la revolución de los zombies. De todas formas, la relación entre el cine de zombies y la alegoría política tampoco es novedosa: toda la obra de Romero rezuma de esta contundente mezcla. El acabado se queda en el pasillo que une el amateurismo y lo profesional: la fotografía es plana (digital, monocromática), los efectos digitales no son del todo convincentes, el maquillaje es mediocre y se abusa de la sangre pixelada. Por último, el control del ritmo no está suficientemente sopesado y las situaciones supuestamente dramáticas hacen agua (igual por la música). Aunque, por otro lado, hay suficientes guiños y homenajes para hacer el visionado un tanto entretenido, por lo menos desde el punto de vista cinéfilo. Además, el espectador recuerda ¡Vampiros en La Habana! y se sonríe del tiempo que ha pasado. Por otro lado, entre el mosaico de interpretaciones, se pueden destacar un par de ellas pero, en general, hay una limitación clara en este sentido. En definitiva, el argumento no sorprende, el desarrollo no asusta, los gags no hacen mucha gracia y la acción no entretiene. Lo más destacable, además de la curiosa premisa de base (una empresa que se deshace de los muertos vivientes), es el hecho de que se haya materializado en pleno régimen castrista. Por cierto, en toda la película no se pronuncia ni una sola vez la palabra zombie, por lo menos en castellano.


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