Largo es el arte y la vida breve, decía Hipócrates y citaba Séneca. Y
es que, en el caso de las películas italianas de griegos y romanos, la vida es
todavía más breve. El Peplum es un
subgénero cinematográfico que se desarrolló entre finales de los cincuenta y
mediados de los sesenta en Italia, para competir con los Kolossal,
las películas de sword and sandal
USAmericanas. En este caso, tenemos una película de temática mitológica sobre
el viaje de Androcles y Hércules más allá del estrecho de Gibraltar, a tierras de
la Atlántida, tal y como las retrató Platón en el Timeo y en el Critias. El
film comienza con una escena en una
taberna que es una delicia de puesta
en escena y continua con un batiburrillo bastante entretenido de
aventuras, magia, humor, pruebas físicas, mujeres fatales y razas superiores.
Si bien es verdad que los FX son los propios de la época (ni buenos ni malos
sino todo lo contrario), la escenografía es bastante estimable y la
BSO, que podría haber inspirado el score de las adaptaciones de Conan a la pantalla grande, parece
aportar los primeros sonidos de sintetizador en esta clase de producciones. Por
su parte, el mítico fisioculturista Reg Park, más musculoso que Steve Reeves,
se pasea por la trama con la sonrisa de quien se sabe invencible, lo cual
ayuda a disfrutar de un argumento fantaterrorífico, en el marco de una película
sobre leyendas y dioses, escrita por el propio director y un casi debutante Duccio
Tesari, que al año siguiente se pasaría a la dirección. Por cierto,
al año siguiente, Mario Bava rodaría una especie de continuación.
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