A medio camino entre las producciones
arqueológicas y de aventuras de Steven Spielberg y buena parte del cine de Sci-Fi contemporáneo, Roland Emerich da
forma a una Space Opera sobre puertas
interestelares, antiguas civilizaciones y viajes intérgalacticos. La base
argumental descansa en la leyenda de la participación extraterrestre en la
construcción de las pirámides, una idea muy atractiva para conspiranóicos y
personas confusas que prefieran soñar con el pasado en vez de imaginar el
futuro. Una película muy convencional en materia narrativa, en cuestión de
diálogos y en el trazo de personajes pero que, sin embargo, tiene cierto
encanto por varias razones: por proponer un origen extraterrestre para el
conjunto de civilizaciones humanas, por jugar (a sabiendas) con un conjunto de
mitos y fábulas ampliamente conocido y, en último lugar, por presentar un
mensaje anti totalitario (aunque nada antimilitarista), con su correspondiente Intifada incluida. Carlos Aguilar añade
otra razón: la presencia de Jaye Davidson en el reparto, la turbadora
protagonista de Juego de lágrimas. No
obstante, la inspiración del film se relaciona,
en realidad, con la rebelión de los esclavos judíos contra el Faraón egipcio, capitaneados
por Moisés. La producción se completa con los obligados efectos visuales
cromados, con un diseño de producción tan original como una campaña electoral y
con esos sempiternos artefactos narrativos atrapa masas, típicos del Blockbuster de temporada.
he visto la película varias veces y la he disfrutado. como bien indica la nota que le has dado y según mis criterios no es una maravilla elaborada como cine. no es highbrow pero hace ya tiempo que he dejado de guiarme por lo que está considerado como altos vuelos. tiene imágenes impresionantes, momentos divertidos y algunos diálogos acertados. un abrazo
ResponderEliminarEstimado Anónimo (o estimada Anómina, que tanto monta monta tanto): muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, la vida de cualquier cinéfilo, aunque sea amateur o principiante, está llena de films imperfectos pero llenos de vida y de recuerdos. Este es uno de ellos, qué duda cabe. A Zineface le ha hecho pasar un grato agradable, tanto en su primer visionado como tiempo después, cuando lo ha revisado para la PastillaCrítica oportuna. Un abrazo también para ti.
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