Uno de los clásiscos incontestables del cine de
terror moderno, El exorcista tiene
una estructura narrativa muy interesante: 3 historias extrañas que terminan por
cruzarse. La primera, la de un arqueólogo en Irán; la segunda, la de los
tormentos familiares y personales del padre Karras; la tercera, la de una
actriz separada y su hija Regan Teresa, en Georgetown. La idea básica del film es mostrar al espectador cómo se
viviría en una sociedad coetánea la presencia del diablo, a través de una
posesión y su correspondiente exorcismo. Tanto William Peter Blaty (autor de la
novela original) como William Friedkin (director de la película) juegan muy
bien con la evocación anímica que tanto la iconografía religiosa como la
representación del mal despiertan en el espectador. Al igual que otras
películas del género, como La matanza de
Texas, por ejemplo, Friedkin juega también excelentemente con los efectos
de sonido (en las pesadillas del Padre Karrras, por ejemplo) y, por supuesto, con
la mítica BSO compuesta por Mike Oldfield, Tubular Bells. Por otro lado, si bien la historia puede ser leída en un tono
conservador (moral y socialmente hablando) y el espectador se pregunta cómo
hubiera ido todo si la protagonista no fuera una mujer adinerada, The Exorcist pulsa con contundencia algunos
de los miedos más primigenios del ser humano (a la pérdida de la identidad, a
la propia maldad y al diablo, a la profanación religiosa, etc.). Técnicamente,
la película es soberbia y lo que se ve en pantalla adapta sabiamente el
contraste entre la ciencia y la religión mediante un estilo semidocumental que
alcanza altas cotas en las escenas del hospital y en las escenas del exorcismo.
Aunque la producción muestra algunos errores (esos empleados que caban siempre
en el mismo sitio, algún desliz de montaje, etc.), el film ha pasado a los anales del fantaterror contemporáneo por los efectos que produce en el espectador y por su
lograda conjunción de virtudes, donde los actores, precisamente, no son una
característica accesoria. De hecho, todos ellos están expléndidos (Ellen
Burstyn, Linda Blair, Max von Sidow, Lee J. Cobb y Jason Miller).
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