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El proscrito
ex-agente de la CIA Tobin
Frost (Denzel Washington), arrepentido de su trabajo, consigue documentos que
pueden poner contra las cuerdas a varias agencias estatales de espionaje. Al
mismo tiempo, un inexperto agente de la misma agencia (Ryan Reynolds),
encargado de vigilar un piso franco en Ciudad del Cabo, tiene que
protegerle de varias personas que quieren acabar con su vida. En el
interim, irá comprendiendo la verdadera naturaleza de su trabajo, hasta
hacerle dudar de la ética de sus superiores y, por tanto, de sus propias
lealtades. Un “más de lo mismo”, mil y una veces visto (saga Bourne presente),
con más relleno de lo habitual (como la trama con la novia) y que, además, está
muy torpemente escrito. De hecho,
House
Safe es una chorrada liberal bienintencionada, repleta de tópicos y con un
alto nivel de
fantasmadas de acción. A su favor, sin embargo, hay que mencionar
las competentes (sin más) interpretaciones del plantel protagonista (los mencionados
más Brendan Gleeson, Vera Farmiga, Rubén Blades, Robert Patrick y Sam Shepard),
aunque, para ser justos, Denzel Washington vuelve a ofrecer, de
forma rutinaria, uno de esos papeles a los que nos tiene últimamente acostumbrados.