Después de 10 años, Penny Apleby, postrada en una silla de ruedas, regresa
a casa de su padre, un inmensamente rico hombre de negocios. Sin embargo, desde
la primera noche, comienzan a sucederse extraños y horribles sucesos que
pondrán en riesgo la salud mental de Penny. Susan Strasberg, la hijísima del
gran Lee Strasberg, es la protagonista de este thriller psicológico a mitad de camino entre Luz de gas, Sombras
acusadoras y Psicosis con algún
que otro elemento proveniente del cine de Losey, por mor del guionista. Lo
curioso del film es que detrás está Michael
Carreras, el legendario productor de la mítica Hammer. En la columna del haber
hay que anotar la trama, francamente sorprendente, escrita por el todoterreno
Jimmy Sangster; las interpretaciones, más que solventes, incluida la de
Christopher Lee; la fotografía, de ese grandísimo operador que fue Douglas
Slocombe y del que casi nadie se acuerda; una puesta en escena sutil como
pocas; y el paranoico clima final. En su debe, sin embargo, hay que apuntar un
cierto enrevesamiento argumental; alguna escena pillada por los pelos (como la
de la búsqueda en la piscina); y la escena del comienzo, que da una pista
bastante buena, si se sabe seguir. Del mismo director, el inglés Seth Holt,
convendría rescatar su magnífica A merced
del odio, con Bette Davies, estrenada solo cuatro años después (1965).
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