Alicia, en el mismo día en que un
lechuguino iritantante de la aristocracia inglesa le va a pedir en matrimonio,
sale huyendo detrás de un conejo blanco. Hasta que llega a su madriguera, cae
por ella y se adentra en un submundo de sueños y recuerdos donde vivirá todo
tipo de aventuras. Respecto de esta cuasisecuela dirigida por Tim Burton, lo
primero que hay que decir es que la historia no es fiel al libro, ni a ninguna
adaptación previa, ni siquiera al espíritu surrealista de la obra de Carroll. Y
ello es porque Burton inserta parte de la mitología original en una trama
típica de Disney, con paladines, esbirros, reinas malas (y feas) y reinas buenas (y blancas). Lo cual acaba con la ambigüedad, el sinsentido y la riqueza
del texto de base para acabar imponiendo una moraleja típica de la casa: que la
sociedad es jerárquica y que la forma ideal de gobierno es la monarquía, aunque
haya alguna mala. De ahí la introducción, con calzador, de Maquiavelo. Además,
el doblaje al castellano es una birria, tanto en los tonos y los timbres de las
voces como en la traducción de los conceptos más polémicos del inglés original
(Jabberwocky, por ejemplo, que se traduce acudiendo al trabajo de Jaime de
Ojeda en vez de al de Francisco Torres Oliver). El diseño de personajes es
insatisfactorio y los efectos digitales no están convenientemente retocados y
chirrian constantemente, incluso en una trama tan imaginativa y fantástica como
ésta. Y, por último, aparece una Alicia sin carisma, que parece vestida de
Desigual y que, por momentos, parece una modelo demacrada y casi andrógina
sacada de un anuncio de colonias. En definitiva, un producto que parece
diseñado para la adolescencia, que intenta mantener parte de lo más oscuro (y
atractivo) del imaginario burtoniano pero que sobresale por su fallida
ejecución artística (pese a aciertos visuales indudables) y por su
condescendencia con una historia que solo puede atraer a un público infantil.
Lo del combate final (como un Narnia o un señor de los anillos cualquiera) y lo
del comercio con China ya es para evaporarse en el aire como un gato de Cheshire.
esta crítica te ha salido del corazón. le das un buen repaso. pues, a mi casi lo único que me gusta es el vestuario, aunque desigual - no, claro. me gusta esta crítica personal. un abrazo
ResponderEliminarEstimada Anónima: una de las obras literarias favoritas de Zineface es la Alicia de Lewis Carroll. Junto con la obra de E.A. Poe y , quizás, de Henry Miller, la obra de Carroll es, de hecho, objeto de coleccionismo por su parte. De ahí el interés en esta película. Por otro lado, de todas las versiones fílmicas de la obra esta es una de las más insatisfactorias, incluso olvidando que no es una adaptación fiel o leal, porque toda la producción está supeditada a la imaginería visual y al mensaje. Y, sin embargo, los personajes son repugnantes: el sombrerero loco es patético, la liebre de marzo da pena, la reina de corazones es absolutamente previsible y caprichosa a la vez (por no hablar de esos labios acorazonados o de esa cabeza injustamente desproporcionada) y la reina blanca da mucha grima (esas cejas negras, por Dios!). Y así podríamos seguir. En fin, mejor ver la de Tunka el guerrero. Muchas gracias por tu comentario y que pases unas felices fiestas y una muy Feliz Navidad navideña
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