Una caravana de mormones emprende
un viaje hasta Utah acompañada por un par de amigos vendedores de caballos. Por
el camino, viviran todo tipo de experiencias y conocerán a varios grupos
humanos. Prototipo de buena parte de la filmografía de John Ford, Wagon Master (en su título original)
condensa en sus casi 90 minutos varios de los mottos típicos del cine de su llorado autor: un viaje a la tierra
prometida que es, además, un arquetipo para la vida de frontera en los EE.U.;
una historia protagonizada por personajes humildes que adquiere un aliento
épico; una narración que avanza como un carromato por las montañas de un país
todavía por descubrir; una concepción grandiosa y espectacular del paisaje;
diversos excursos festivos, cómicos y de acción; una visión tradicional de las
relaciones humanas donde, sin embargo, hay espacio para la novedad, la
redención y la diferencia (incluyendo a los aborígenes USAmericanos); y una
concepción casi familiar del trabajo cinematográfico (con un lugar de
privilegio para varios profesionales del gang
fordiano: un expléndido Ward Bond, Ben Johnson, Harry Carey jr., Joanne Dru,
Jane Darwell y Hank Worden). En definitiva, una obra de transición dignísima,
rodada bajo el paraguas de Argosy, la productora del director, justo un año
antes de Río Grande y solo un año
después de La legión invencible. Por
cierto, en La última película, de
Peter Bogdanovich, se rinde un pequeño homenaje a este estupendo film.
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