Una de esas bazofias que podrían haber llenado tranquilamente el estante de
cintas VHS de un videoclub ochentero pero que, ahora, en la era digital, pasa
sin pena ni gloria y, de hecho, se encuentra casi totalmente olvidado. Como
miles de películas más que no pueden ser rescatadas del olvido debido a su
ínfima calidad. Pero como este blog
es plural por naturaleza, he aquí que se completa la paradoja y este film es recuperado para la causa. El
pobre y desubicado Gregory Hines, después de participar con éxito en obras tan
satisfactorias como Lobos humanos o Cotton Club, se calza el traje de
militar (Coronel anti terrorista [sic]) para perseguir a una auténtica Terminator Woman (que parece una
profesora interina a la que hace años que no la llaman para trabajar), obra de
una tal Doctora Simmons que, por supuesto, lleva su mismo rostro (sic). Un film con efectos descacharrantes (fíjense
en la visión robótica de Eve VIII), un guión que huele a queso de cabra de hace
un lustro, unos movimientos de cámara y unos zooms torpes como los de un estudiante de cine y unas interpretaciones realmente
desopilantes (recreénse en la escena en el bar, a lo Thelma & Louise, con Janis Joplin mediante). Ahh, y esos diálogos, una obra maestra que parecen escritos por
un becario de Los Morancos (fíjense,
por ejemplo, en la conversación con el hijo, mientras éste hace los deberes).
En definitiva, “algo” que pretendió aprovecharse del éxito de Terminator (y similiares) pero que solo está
un poquito por encima de ese gran clásico del cine psicotrónico que fue R.O.T.O.R.
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